Según estudios realizados, la distribución del agua en el planeta es 97,2% en los océanos, lagos salinos y mares.
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Según estudios realizados, la distribución del agua en el planeta es 97,2% en los océanos, lagos salinos y mares.
El 2,8% en la atmósfera, lagos, ríos y arroyos, aguas subterráneas, casquetes polares y glaciares. De este porcentaje, el 2% se encuentra en los casquetes polares y glaciares, por lo tanto tenemos solamente 0,8% de agua para abastecer a la población mundial, el porcentaje es menor porque el agua subterránea para ser utilizada, debemos extraer del subsuelo y en muchos pises es imposible por cuestiones económicas.
La limitada disponibilidad de agua potable, aumento de población, entre varios factores, se agrava por su distribución desigual en los diferentes continentes.
Hoy, el consume utilización y manejo del agua es un tema de preocupación, tan importante como el problema de cambio climático global, porque el recurso hídrico está en función del cambio climático, que en algunas regiones comienzan a tener problemas por disminución de caudales de agua y en otras comienzan a sufrir la abundancia de agua.
Para prevenir mayores problemas o catástrofes es necesario comenzar a monitorear los diferentes territorios para dar respuestas a los inconvenientes que van surgiendo.
Los países más castigados son los subdesarrollados o en desarrollo donde los recursos económicos, la pobreza y las políticas implementadas no permiten el manejo adecuado del agua.
Otro problema es la falta de intervención en la sobreexplotación de agua subterránea para actividad agrícola y también el poco control de contaminación de las aguas superficiales y subterráneas.
Debieran existir planes o programas no solo a corto plazo, también a mediano y largo plazo, por ejemplo, en regiones áridas o semiáridas donde se carece de agua superficial deben realizar estudios geológicos regionales, con especialistas para determinar la profundidad, calidad y cantidad de agua subterránea.
En regiones mineras y agrarias, monitorear el consumo y calidad de agua y los cambios de nivel del agua subterránea y probable contaminación en los casos correspondientes.
En algunas empresas mineras están aplicando el tratamiento de las aguas utilizadas para verterlas sin contaminación, en los ríos. Esta práctica también debería exigir a otras industrias y talleres. Los hogares debieran tener agua potable para beber y cocinar, para otras necesidades tener agua sin tratamiento con costos diferenciados para el usuario.
Debe existir políticas específicas dirigidas a la conservación, desarrollo y manejo de las cuencas hidrográficas, deben ser estudiadas integralmente, realizar obras necesarias y monitoreo permanentes, debe existir un conocimiento sistematizado para responder efectivamente a los impactos del cambio climático global.
Las ciudades deben tener pozos en cantidad necesaria de agua subterránea con conocimiento de calidad y cantidad para satisfacer en casos de emergencias por riesgos naturales, sociales o sanitarios. Si no se aplican medidas a mediano y largo plazo no será posible dar respuestas adecuadas a la población.
Las instituciones responsables de los recursos hídricos, por la complejidad del manejo del recurso agua, deben estar jerarquizadas en el organigrama de gobiernos provinciales, como mínimo tener Secretaría.
Algunas provincias están mejor organizadas que otras y con planes o programas concretos, tal vez por necesidades específicas o políticas diferentes.
Si no es posible cumplir integralmente con todas las temáticas requeridas para el manejo del recurso hídrico y pensamos en proyectos solo para una gestión de gobierno, difícilmente podemos hablar de sostenibilidad o sustentabilidad, porque por ejemplo, no sería posible asegurar algún panorama positivo para las generaciones futuras.