Era mediodía en Fraile Pintado cuando Pablo Osmar Díaz salió en bicicleta a votar durante las elecciones primarias de 2021 y tuvo un incidente con una moto. Fue derivado al hospital de Libertador y luego al Soria, lo vieron inconsciente y pocas horas después le informaron la peor noticia, perdió la vida a los 24 años. Donaron sus órganos por la generosidad que lo caracterizaba y lo honraron con una estrella amarilla en su pueblo junto a la asociación homónima.
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Era mediodía en Fraile Pintado cuando Pablo Osmar Díaz salió en bicicleta a votar durante las elecciones primarias de 2021 y tuvo un incidente con una moto. Fue derivado al hospital de Libertador y luego al Soria, lo vieron inconsciente y pocas horas después le informaron la peor noticia, perdió la vida a los 24 años. Donaron sus órganos por la generosidad que lo caracterizaba y lo honraron con una estrella amarilla en su pueblo junto a la asociación homónima.
"Él estaba saliendo a votar después de comer, y quería ver a mi hermana que estaba en una escuela de autoridad de mesa. Fue en bicicleta, era normal, pasó mucho tiempo y no volvía, mi mamá lo fue a buscar y al ratito llegó la Policía a mi casa, me dijo que mi hermano tuvo un accidente, que llegó al hospital de Ledesma", relató Luis Díaz, su hermano.
La familia abatida lo siguió ya que de Fraile Pintado lo habían llevado al hospital "Oscar Orías" de Libertador y una hora y media después lo trasladaron al hospital "Pablo Soria", por lo que también llegaron a la capital jujeña.
"Fuimos al hospital con desesperación, lo encontramos y estaba en la camilla inconsciente. No nos dieron mucha información en el hospital, solo que estaba crítico y que lo iban a llevar a Jujuy. En el 'Pablo Soria' nos dijeron la mala noticia, que era algo irreversible y que estaba mal, tenían que hacerle estudios al día siguiente, un encefalograma. Se lo hicieron el lunes y lo declararon con muerte cerebral", recordó con pesar su hermano. Posteriormente supieron por dichos de la Policía que lo había chocado una moto, cuya caída habría sido con un fuerte golpe en la cabeza.
En el hospital "Pablo Soria" la gente de Cucaijuy les explicó de qué se trataba la llamada Ley Justina, del presunto donante, y aunque recuerda que en un principio dudaron, accedieron a donar sus órganos porque ya era irreversible. "Ahora pasado el tiempo vemos que fue algo lindo haber ayudado a las personas para mejorar su vida y darles una oportunidad, porque él era solidario", aseguró.
"Salir en bicicleta era algo normal, habitual y esto que le pasó no lo podíamos entender", relató luego. El impacto emocional en la familia al perder al joven integrante fue muy grande por lo intempestivo, por lo que no podían asimilar la pérdida.
En la familia eran cuatro, además de Pablo sus hermanos Luis, la mayor Mabel y su madre Cristina Díaz. Luis recuerda que en un principio fue muy duro aceptar esa pérdida para su hermana, quien era muy apegada a él por lo que la magnitud del dolor de ambos hermanos fue tal que dejaron en ese momento sus estudios. "Después de eso dejamos todas las cosas que hacíamos. Mi hermana estaba haciendo el profesorado y dejó, yo también estaba haciendo otra carrera, profesorado en Administración, y dejé. Estábamos bloqueados, y este años estamos mejor, mi hermana volvió, está recuperando y rindiendo las materias, y yo estoy trabajando en la empresa Ledesma", explicó.
Pasaron meses hasta que volvieron a retomar sus actividades y a sobrellevar la pérdida de su hermano. Ahora lo recuerdan siempre. Es que tras su pérdida pudieron conocer otras facetas de él que compartieron sus compañeros de estudios, quienes hablaron de su generosidad y apoyo a sus amigos impulsándolos a estudiar.
"Sus compañeros de la tecnicatura nos contaron sobre su amabilidad y compañerismo", dijo ya que le relataron gestos que tuvo, regalar dulces a sus compañeras en un día especial, o de su empatía con sus pares. "Tenía una amiga y siempre la ayudaba, le pasaba apuntes y la alentaba para que no deje los estudios", agregó y detalló que era muy sano, sociable y positivo.
Sucede que Pablo Díaz ya había terminado una tecnicatura en desarrollo de Software que se dictaba en Ledesma, y por entonces cursaba un profesorado en TIC en un instituto terciario en San Pedro. "Él tenía muchas ganas y entusiasmo porque quería progresar. Quería que nosotros, sus hermanos, también siguiéramos estudiando", recordó Luis al tiempo que le venía a la mente su imagen siempre con su computadora, como buen informático.
Una “estrella amarilla” para Pablo
Luis Díaz recordó a su hermano fallecido como una persona joven y consciente, con ganas de crecer. Al revivir las conversaciones que tenían entre hermanos, no olvida que la meta conjunta era poder concretar el proyecto de trabajar para lograr arreglar la vi‑ vienda que compartían en fami‑ lia. Es que aseguró que la suya es una familia de pocos recursos que encabeza su madre, Cristina Díaz, quien se desempeña como traba‑ jadora rural en fincas.
Sobre el incidente poco pudie‑ ron hacer a nivel legal, no hubo avances y se enfocaron en la acep‑ tación de su pérdida. Decidieron seguir adelante buscando crear consciencia respecto a los inci‑ dentes de tránsito y de esa mane‑ ra homenajearlo. “Con Estrellas Amarillas (aso‑ ciación), le hicimos un homenaje y recalcamos a la gente que respe‑ te la vida, que sean conscientes al manejar, que no usen celular y no tomen cuando manejen”, explicó. De hecho, destacó que inaugura‑ ron una estrella amarilla para re‑ cordarlo en una esquina donde ocurrió el incidente a su herma‑ no, que le costó la vida.
La asociación Estrellas Amari‑ llas los contuvo al tener en su se‑ no a otras familias con las que comparten el dolor de la pérdida de un familiar debido a un inci‑ dente de tránsito. Junto a sus integrantes pudie‑ ron brindarle un homenaje para que su recuerdo perviva a través de la simbólica “estrella amarilla” que instalaron en la localidad de Fraile Pintado donde falleció.