Como el rey de los ríos, que con una fuerza transformadora nada en las aguas dulces del país, el manguruyú es protagonista de mitos que hoy cobran vida imponiéndolo como un interesante pez que casi pertenece al universo de lo fantástico. Y es que cuentan algunos relatos que en una ocasión hasta fueron necesarios siete hombres para poder atraparlo y que cuando lo sacaron del agua, el gran pez miró a los ojos a cada uno con la mirada dominante como la de quien nunca fue vencido.
inicia sesión o regístrate.
Como el rey de los ríos, que con una fuerza transformadora nada en las aguas dulces del país, el manguruyú es protagonista de mitos que hoy cobran vida imponiéndolo como un interesante pez que casi pertenece al universo de lo fantástico. Y es que cuentan algunos relatos que en una ocasión hasta fueron necesarios siete hombres para poder atraparlo y que cuando lo sacaron del agua, el gran pez miró a los ojos a cada uno con la mirada dominante como la de quien nunca fue vencido.
Otra de las historias narra que, debido a su gran tamaño, los pescadores se asustaron ante su fuerza más allá de lo normal y, que por ello, tuvieron que acercarlo al agua. En ese instante, el manguruyú se alejó nadando como si nada hubiera pasado.
Como estas, un sinnúmero de fábulas se conocen en torno a este magnífico ejemplar de cuerpo ancho y macizo, hecho de músculos robustos. Lo cierto es que se distribuye en cuencas tropicales y subtropicales de Sudamérica. En nuestro país fue registrado en la mayoría de los ríos que forman la Cuenca del Plata y aquellos pertenecientes a la Cuenca del río Bermejo.
En nuestra provincia, aunque no hay estudios específicos sobre las poblaciones, se registró su presencia durante controles de caza y pesca en el río Lavayén y el río San Francisco. Su nombre científico es Paulicea luetkeni, pero se conoce comúnmente como manguruyú o robal. La longitud de los ejemplares adultos compite con la de los surubíes (aproximadamente 1,5 metros); sin embargo, debido a que tienen el cuerpo más rollizo, por lo general alcanzan pesos mayores. Son impactantes los ejemplares por el tamaño de la cabeza y de sus ojos muy pequeños.
En cuanto a la coloración, presentan variación de acuerdo al tipo de agua, entre sexos y en las diferentes etapas de vida por ejemplo, los jóvenes son de color amarillo grisáceo con manchas, mientras que los adultos son de color ceniza claro o castaño.
Con hábitos nocturnos, nada en las zonas más profundas de los cauces principales de los ríos y encuentra su alimento en peces pequeños. Por ciclo de vida, el manguruyú es muy vulnerable, especialmente en el período reproductivo. Las principales amenazas para la especie son: la pesca comercial y la pesca furtiva; captura de individuos en épocas de veda, por debajo de la talla reglamentaria y/o con el uso de elementos de pesca no autorizados o prohibidos. Los impactos generados por estas acciones causaron una disminución notable en los números poblacionales de la especie y su distribución, llevando a que en varios ríos se encuentre en peligro de extinción.
Atendiendo a la necesidad de proteger y conservar al maguruyú por el rol que cumple en los ecosistemas y por su valor emblemático como uno de los peces más grandes de los ríos, desde la Secretaría de Biodiversidad y Desarrollo Sustentable del Ministerio de Ambiente y a través de la Resolución 166/22 se prohíbe la pesca del manguruyú o robal en el río Lavayén y río San Francisco con sus afluentes.
Es que el manguruyú es visto como uno de los trofeos de pesca más codiciados. "Si bien en nuestro territorio no hay información certera sobre el estado de conservación de la especie, se sabe que en otras cuencas hídricas, el manguruyú se encuentra en una drástica disminución poblacional. A fin de evitar esta situación, en Jujuy, se protege a la especie y a la fauna ictícola asociada", reflexionó Juan Nadalino, biólogo del Centro de Atención de la Fauna Autóctona de Jujuy (Cafaju).