Monterrico vivirá hoy un acontecimiento extraordinario, un hecho que sucede solo una vez y que no se repetirá. Se trata de la consagración religiosa del templo de la parroquia San Isidro Labrador, hecho que se prepara hace años y que con esfuerzo de la comunidad religiosa se logró llegar a tiempo.
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Monterrico vivirá hoy un acontecimiento extraordinario, un hecho que sucede solo una vez y que no se repetirá. Se trata de la consagración religiosa del templo de la parroquia San Isidro Labrador, hecho que se prepara hace años y que con esfuerzo de la comunidad religiosa se logró llegar a tiempo.
La liturgia católica menciona que para tal acción consagratoria se deben cumplir una serie de requisitos, como preparar el altar con un material de piedra noble como lo es el mármol, donde se procederá a instalar para siempre, la reliquia de un santo. En este caso se cuenta con la reliquia de San Héctor Valdivielso Saez, primer santo argentino.
Se preparó una nueva mesa de altar con sepulcro abierto para la instalación de la reliquia santa, una fuente bautismal de mármol totalmente nueva. Todo acorde para esta acción que es consagrar las manos y la voluntad de la comunidad que a pesar de la pandemia, viene trabajando desde hace tres años para la realización de este histórico momento que vivirá la parroquia de los monterricenses.
Otro importante detalle es que se instalaron las doce cruces de material noble mármol. Cada cruz tiene una vela que se encenderá en la ceremonia, que luego se encenderá una vez cada año, es decir cada 30 de abril.
Cada cruz representa a los doce apóstoles, quienes contienen una imagen de Jesucristo resucitado que llegó en plena pandemia, traído de Italia. El sentido es amplio, porque el verdadero templo son los actores de la iglesia sinodal, la gente, los peregrinos y considerados discípulos
El párroco José Luis González está "muy contento y emocionado por vivir este acontecimiento único e histórico para Monterrico, este templo además de ser hermoso, ahora será consagrado como dice la liturgia, dedicado al Señor, lugar puro y exclusivamente para el culto católico en honor al Dios todo poderoso.