Historias de vida que llenan el alma si las hay, es ésta de Laura Marañón, una jovencita del barrio Agua Negra, apasionada por las danzas folklóricas. Desde pequeña formó parte del Ballet Palma Sola, en aquel entonces a cargo del profesor, Ramón Juárez, teniendo la oportunidad de llegar a bailar, en el escenario mayor del Festival de Jesús María. Fue tanta la ilusión, que siguió con ese sueño de que algún día integraría a “aquellos niños que por diferentes motivos, no se animaban a bailar frente al público”, expresa.
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Historias de vida que llenan el alma si las hay, es ésta de Laura Marañón, una jovencita del barrio Agua Negra, apasionada por las danzas folklóricas. Desde pequeña formó parte del Ballet Palma Sola, en aquel entonces a cargo del profesor, Ramón Juárez, teniendo la oportunidad de llegar a bailar, en el escenario mayor del Festival de Jesús María. Fue tanta la ilusión, que siguió con ese sueño de que algún día integraría a “aquellos niños que por diferentes motivos, no se animaban a bailar frente al público”, expresa.
Pasaron los años, y llegó el momento de emprender y animarse por lo que tanto anhelaba. “Soñaba que los más pequeños puedan lucirse y sentirse orgullosos bailando nuestras danzas”, explica.
En diálogo con El Tribuno de Jujuy, se mostró muy emocionada ya que está viendo el fruto de todo lo aprendido, que no se lo guardó para ella sino que, enseña a los niños de su barrio. Laura manifestó, “aún recuerdo el nerviosismo de la primera convocatoria con los padres, porque era una gran responsabilidad, estar a cargo de un grupo de niños, la idea siempre fue, brindarles la oportunidad en aprender, danzas, porque, los niños de mi barrio siempre solo veían bailar, esa imagen me partía el alma.
Fue así que empecé, hoy puedo decir que tengo alrededor de cuarenta niños, de entre cuatro y doce años, que asisten a clases, de lunes a jueves a partir de las 18, en el polideportivo del barrio Agua Negra.
Es increíble cómo se animaron y se desenvuelven, ya participaron en el desfile del Festival del Gaucho, en el acto del 2 de Abril en el barrio Nueva Esperanza, en las fiestas patronales, y recientemente, desplegaron su danza en las patronales del barrio. O sea, es un gran logro, tanto para mí como para ellos mismos, que sacaron su timidez, su humildad, la vergüenza y demostrar que también pueden sentir los aplausos del público y el aliento de sus familiares”, cuenta.
“Es realmente emocionante, veo en mis alumnos el entusiasmo que tienen, la ganas de aprender, eso sí soy muy agradecida a quienes me enseñaron, mis profesores Nora Romero y Rene Juárez, a mis compañeros de baile, yo solo fui una soñadora”, dice. Con su cuerpo de baile conformado, y la Escuela de Danzas Folklóricas “Cultura y Tradición”, dice que también estudia la carrera de Agente Sanitario, trabaja en la finca, terminó el curso de Auxiliar en Enfermería. “Así la lucho todos los días, pero la satisfacción más grande es ver a mis alumnos, aprender cada día más y más”, asegura. Los niños de la Escuela de Danzas folklóricas “Cultura y Tradición”, se identifican en los desfiles con remeras uniformadas que usan para sus presentaciones.