Por Felipe Mujica
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Por Felipe Mujica
En la actualidad se ha comenzado a poner en duda si es que padre y madre cumplen los mismos roles o si estos presentan algún tipo de diferencias en los papeles que juegan dentro de la crianza del niño. Si bien es cierto que los roles que asumimos en la sociedad tienen un alto componente cultural y pueden ser en buena medida relativos según el contexto en que nos desenvolvamos, también es cierto que existen elementos que forman parte de la constitución de los sujetos. De modo que aun cuando hombres y mujeres podemos cumplir, dentro de ciertos parámetros, las tareas del otro sexo; también es cierto que existen ciertos roles que van aparejados a la sexualidad misma del sujeto. Por tanto, padre y madre, podrán suplir dentro de ciertas circunstancias al otro, pero la fluidez, naturalidad y efectividad en torno al cumplimiento se verá limitada. Los seres humanos tenemos un diseño inteligente y no por nada Dios ha creado la familia como núcleo de la sociedad. Ambos, padre y madre deben cumplir con el propósito de cooperar con un sano desarrollo sicológico.
Elementos comunes al rol de padre y madre: compromiso emocional. Culturalmente los hombres han dejado la afectividad en manos de las madres, pero lo cierto es que los hijos requieren
desde temprana edad una vinculación afectiva con el padre y con la madre. Si bien los mecanismos pueden variar si se es padre o madre. Por ejemplo, la madre logra buena parte de su vinculación afectiva con el hijo por medio del amamantamiento, el padre por su parte no puede cumplir esta tarea, pero puede generar un vínculo afectivo al participar de tareas que al bebe le produzcan placer y una sensación de confianza, como por ejemplo el cambio de pañales. Esta puede ser una experiencia que resulte sumamente satisfactoria para el bebé, propiciando un tiempo de intimidad vinculación afectiva, así como de confianza.
Tratamiento individualizado. Refiere a la habilidad de los padres para descubrir cuáles son los talentos y habilidades del hijo. Tanto el padre como la madre, deben participar en sus juegos exploratorios desde pequeños, incluso durante los primeros meses de vida.
Aceptación de los gustos de los hijos. Los padres deben olvidar las expectativas que tienen sobre sus hijos y permitir que ellos vayan desenvolviéndose y manifestando sus propios gustos. Esto no significa que deben desaparecer las normas y las reglas, sino que trata acerca de generar espacios en donde los hijos se sientan confiados para manifestar sus gustos, deseos, intenciones, preferencias y al mismo tiempo pedir orientación a los padres.
Normas claras. Es común que los padres no presenten normas claras o que madre y padre se manejen por diferentes sistemas normativos; siendo uno sumamente permisivo y otro altamente estricto. La realidad es que las normas deben ser consensuadas y aplicadas con la misma intensidad por ambos. Cuando los hijos vean que no existe una disparidad en la aplicación de normas, se le estará entregando una sensación de seguridad, confianza y estabilidad.
A su vez podemos señalar roles específicos para cada uno:
Rol de la madre: la madre coopera con la sensación de permanencia, aceptación, pero también con el manejo afectivo y expresión emocional. De la madre los hijos aprenden vincularse afectivamente, expresar sus sentimientos y se sienten aceptados.
Rol del padre: el padre coopera con la sensación de seguridad, le muestra al hijo que existe un mundo más allá de la madre, que puede descubrir nuevas experiencias. El padre se presenta como un nuevo compañero de juegos que le permite ser un individuo diferente de la madre y lo ayuda a extender sus horizontes. La seguridad y capacidad de descubrimiento, así como de correr riesgos y dejar lo infantil y la dependencia son elementos que el padre debe entregar a sus hijos.
Hoy en día encontramos hogares que no tienen la posibilidad de tener la presencia del padre o la madre. De modo que los hijos podrían encontrarse en desventaja al momento de desarrollar las habilidades descritas. Sin embargo, no estamos solos, la Biblia nos habla acerca de Dios, quien ha venido para hacerse presente en nuestras y suplir todas aquellas carencias que por diferentes razones hemos desarrollado.
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