Gimnasia dejó pasar una gran oportunidad de achicar diferencia con los que pelean por ingresar al Reducido. En su estadio, ayer, sólo empató con Deportivo Madryn por la 22° fecha de la Primera Nacional, situación que lo obligará a salir a ganar el fin de semana cuando enfrente Estudiantes en Río Cuarto, Córdoba.
inicia sesión o regístrate.
Gimnasia dejó pasar una gran oportunidad de achicar diferencia con los que pelean por ingresar al Reducido. En su estadio, ayer, sólo empató con Deportivo Madryn por la 22° fecha de la Primera Nacional, situación que lo obligará a salir a ganar el fin de semana cuando enfrente Estudiantes en Río Cuarto, Córdoba.
El cero a cero final terminó siendo justo, porque en la primera etapa, los sureños estuvieron más cerca de festejar, topándose con un Cristian Lucchetti inspiradísimo. Y en el complemento, un par de intervenciones de Marcelo Ojeda, justo un ex"lobo", fue clave, al igual que el travesaño que impidió el grito del ingresado Lautaro Belleggia tras un tiro libre perfecto.
A los cinco minutos de arrancar el encuentro, después de un rebote, "Laucha" le ganó el "mano a mano" a Marinucci, y un rato más, Castillo se anticipó a Cosaro y otra vez el arquero local se vio obligado a esforzarse abajo.
El "lobo" avisó con Leandro González, tras un pase en "cortada" de Palavecino, que supo resolver Ojeda.
Y la más clara fue cuando Rizzi se equivocó en un rápido contragolpe de Madryn, se la dejó "servida" para Peinipil, quien con todo el arco a su disposición definido cruzado afuera. Increíble.
El propio volante, a los 22' de la segunda etapa, también pudo inclinar la balanza, pero su cabezazo -sin marcas luego un córner- no pudo con la seguridad de Lucchetti.
Gimnasia a partir de allí comenzó a mejorar. Tuvo más tiempo la pelota en sus pies y el golero visitante empezó a responder, por ejemplo ante un media vuelta de Leandro González.
El tiro libre del ingresado Belleggia hizo atragantar el grito de gol a todos en el "23 de Agosto", como la última llegada entre Reali (también ingresó) y González, que definió a las manos del "Uno".
El equipo de Darío Franco no fue el mismo de otras presentaciones. Es que rara vez los muchachos se asociaron y llegaron al arco rival con toques. Abusaron de los centros y fueron predecibles.
Entonces, el empate dejó un gusto a poco.