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Maryta: La conciencia del cuidado del planeta, más fuerte que nunca

Por Colombia, México, y de regreso a Jujuy, Abya Yala y Cauqueva.
Sabado, 03 de septiembre de 2022 01:02

MARÍA E. MONTERO

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MARÍA E. MONTERO

En el camino de la música, el enriquecimiento es una gran posibilidad que no todos buscan y no todos logran.

Hoy, Maryta de Humahuaca, la niña que comenzó cantando en los Tantanakuy Infantiles de Jaime Torres, y que rememora su primera actuación paga cada 22 de agosto (justo en el Día del Folklorista), está en otro tiempo, en otra sintonía.

Hace un tiempo anunció su despedida del folklore, que en realidad debe leerse como una apertura a ritmos y estilos universales, que también son comunes a nuestra tierra sobre todo desde el contenido. No hay despedidas ciertas, ni cierres de nada, hay evolución, hay apertura.

El crecimiento-enriquecimiento en el camino de esta mujer artista tiene que ver con una conciencia plena del cuidado del planeta, de la Madre Tierra que siempre honró porque es su cultura nativa, su origen y su carne. Ahora de manera más consciente, y en un tiempo en que dejó de ser necesario para ser urgente, su arte está al servicio de esta causa.

Y en ese tren, su agenda anual cambió considerablemente.

Así, la encontramos en los últimos meses en la Jornada de Emprendedurismo "Tecno emprende" que se hizo en Tucumán en el mes de mayo, donde dio el workshop "Encontrá tu conexión: El canto ancestral como conector de mundos"; en junio en Tilcara, haciendo su ciclo Inti Takin que reconoce a los maestros; y en julio lanzando su homenaje a Santiago del Estero, "Vidala para Elpidio", con letra suya y música de Leo Genovese en Nueva York.

Agosto la encontró en Colombia ensayando la obra "Salvemos el mundo ya", que se estrenará próximamente; y en México, donde dio talleres de canto ancestral y cantó en el Huerto Roma Verde, un lugar especial dedicado al cuidado del planeta.

De regreso a Jujuy, fue invitada junto con el saxofonista Alomías Lizárraga a ser lo anfitriones del pianista Daniel Díaz, en una noche de jazz en nuestra capital.

A ello le siguió el Encuentro de Feminismos Campesinos, Populares e Indígenas de Abya Yala, que se realizó en Tilcara; y la celebración del Primer Festival de Madre Tierra en Cauqueva, Maimará.

Y sobre cada uno de estos espacios y tiempos, tiene un concepto que compartir. Y es que de eso se trata, buscar la armonía de la vida, en la naturaleza, respetarla, aprender, tomar, nutrirse y transmitir. Hay un mensaje que ella debe dar y que debe llegar.

En Tucumán, revivió sus tiempos de estudio y también su tiempo de enfermedad, allá hace muchos años, y entonces el entorno fue muy profundo. "En esta visita, recibí de manos de Rubén Cruz, director de Música del Ente de Cultura de Tucumán, el libro de Leda Valladares, y eso significó una emoción inmensa para mí", dice la cantora. Allí, su workshop "Encontrá tu conexión: el canto ancestral como conector de mundos", fue parte de una amplia programación para emprendedores.

El Inti Takin (que significa "soles de la canción") se reeditó en Tilcara. Es uno de los tantos ciclos ideados por Maryta, que en este caso se propone homenajear a maestros que guían el camino de la música. En esta edición estuvo junto a la coplera Josefina Aragón y el multinstrumentista Gustavo Patiño, en el Centro para la Educación y la Cultura (Capec), homenajeando a tres maestros ya desaparecidos como la actriz y hacedora cultural Titina Gaspar; el músico y compositor Kolla Mercado; y el maestro de la música y creador, Ricardo Vilca. "Hay que reconocer a las personas que estuvieron antes que nosotros, y eso nos cuesta un montón", asegura.

Un agosto especial

El mes de agosto último comenzó con un viaje a Colombia, donde está ensayando una obra que se va a presentar mucho más adelante, "que tiene que ver con el mensaje de 'Salvemos la tierra ya'". Y explica que su mensaje es que "teniendo en cuenta también que la Madre Tierra es mujer, generadora de vida y con el extractivismo que se está realizando hoy dentro de este planeta, ella está sufriendo. Tal como sufrimos las mujeres, la Madre Tierra padece los acosos, los abusos y el feminicidio sobre ella misma", así entiende el no cuidado del planeta. "Es un mensaje bien fuerte y contundente que tengo en relación a eso", dice.

Por otra parte, en México, estuvo dando los talleres de canto ancestral, con esta conciencia. "Estuve en un lugar maravilloso, Huerto Roma Verde, es una manzana de verde donde se realiza todo tipo de actividades relacionadas con el cuidado del planeta. También hay un huerto dentro de ese espacio, y el lugar donde canté fue una geodésica, un glamping gigante, hecho de caña de bambú, se llama bambudésica, y tiene una sonoridad increíble", cuenta entusiasmada, "todavía me emociono cuando lo cuento porque nunca me hubiera imaginado que iba a tocar en un lugar así", dice con la voz quebrada.

"Estuve participando de muchos espacios maravillosos", dice pensando en su nuevo rumbo. En México también hizo la ceremonia de la Pachamama en la Embajada argentina, donde contó con el apoyo y la asistencia de la jujeña Camila Muro, licenciada en Relaciones Internacional que trabaja ahí. También acompañó la ceremonia el embajador Carlos Tomada.

"Dimos un taller de cantos ancestrales y conciertos en Siete Altares, un espacio cultural increíble, maravilloso, con una luz y una energía superior. Fue una alegría inmensa poder compartir mi música en ese espacio", cuenta, "y al final generamos un círculo de la palabra, con Marla Gamez, mánager que Rubén Albarrán, cantante de Café Tacuba. Fue un honor trabajar en esta frecuencia vibracional de la música latinoamericana", asegura, cada vez más comprometida con este mensaje. También participó de un círculo organizado por artistas investigadores cinéfilos, llamado "We are not zombies", que realiza videos con los que se propone despertar la conciencia del cuidado y el respeto a la Pachamama.

A su regreso a Jujuy, Maryta tuvo la oportunidad de sumarse a un concierto de jazz, cuando se presentó en un local céntrico el pianista Daniel Díaz. Ella y el saxo del jujeño, Alomías Lizárraga, fueron los anfitriones.