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Gotas y gotitas: “La espera activa y la esperanza...”

Miércoles, 11 de octubre de 2023 00:22

Este fin de semana y después de muchísima espera, fueron años, finalmente floreció mi lapacho amarillo, eso me llevó, mientras lo observaba, tan bello y majestuoso, a reflexionar acerca de la espera activa y la esperanza, que fueron las que me acompañaron todos estos años.

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Este fin de semana y después de muchísima espera, fueron años, finalmente floreció mi lapacho amarillo, eso me llevó, mientras lo observaba, tan bello y majestuoso, a reflexionar acerca de la espera activa y la esperanza, que fueron las que me acompañaron todos estos años.

En esta era de inmediatez, donde todo parece estar a sólo un click de distancia, la espera activa y la esperanza son dos cualidades que a menudo se pasan por alto en la búsqueda del desarrollo personal.

Es crucial recordar la importancia de cultivar estas virtudes tan especiales. La espera activa, lejos de ser una mera pasividad, es una herramienta poderosa que nos permite mantenernos en el presente mientras aguardamos el futuro. En lugar de frustrarnos por lo que aún no ha llegado, podemos utilizar este tiempo de espera para crecer, aprender y prepararnos para lo que vendrá.

Imaginá plantar una semilla en el jardín de tu vida; la espera activa es el cuidado constante que le proporcionás mientras aguardás a que florezca. Jujuy nos ofrece un ejemplo perfecto de esto en su paisaje. Los cerros que rodean las distintas comunidades, han estado allí durante milenios, esperando pacientemente a que los visitantes admiren su belleza. Mientras tanto, las personas locales han construido una cultura rica y vibrante, basada en la espera activa de las estaciones del año, las festividades y la cosecha de productos agrícolas únicos.

Este enfoque en el presente, combinado con la esperanza en un futuro mejor, ha forjado un espíritu resiliente en la comunidad. La esperanza, por otro lado, es la luz que brilla en nuestro camino, incluso cuando las nubes de la incertidumbre oscurecen el horizonte.

Por ejemplo, la esperanza se encuentra en la mirada de los agricultores que trabajan la tierra con la convicción de que la próxima cosecha será abundante, a pesar de los desafíos. Así, la esperanza nos impulsa a seguir adelante, a pesar de las dificultades, y nos ayuda a mantener viva la chispa de nuestros sueños y metas personales.

En la vida, a menudo enfrentamos momentos de transición, ya sea en nuestra carrera, relaciones o salud. La espera activa nos permite abrazar estos momentos como oportunidades para el crecimiento y la autoexploración, en lugar de sentirnos atrapados en una pausa no deseada. La esperanza, por su parte, nos recuerda que el futuro aún tiene mucho que ofrecer, y que nuestras experiencias pasadas nos han preparado para lo que vendrá. Así que, queridos lectores de mi columna, desde acá los invito a abrazar la espera activa y la esperanza como compañeras de vida. Aprendamos de la naturaleza paciente que nos rodea y de la comunidad resiliente que florece en nuestro entorno. Seguramente, encontraremos que estas virtudes no sólo enriquecen el viaje de desarrollo personal, sino que también hacen que la espera sea un capítulo valioso en sí misma. Namasté. Mariposa Luna Mágica.

 

 

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