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Llevando ese amor-saber de madre sostienen el mundo

Domingo, 15 de octubre de 2023 01:00

Por: MIGUEL DAVID ACIAR DÍAZ sacerdote diocesano

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Por: MIGUEL DAVID ACIAR DÍAZ sacerdote diocesano

"Tu bondad y tu misericordia me acompañan"

Salmo 22

La costumbre de cada tercer domingo de octubre a disponernos para esta celebración es ocasión para mostrar cuán afectados estamos, y es también un modo para seguir creciendo en la dimensión del valor e interés que significa la misma: "Celebramos el Día de la Madre".

Y lo digo, ya que para quienes no podemos expresarlo directamente con nuestros gestos, al menos para mí, esta forma me ayuda a la reflexión, la oración y, con estas palabras que brotan del corazón agradecido de hijo, a unirme igualmente a la acción de gracias en esta conmemoración tan especial.

Dejarse afectar por el sentir del otro es lo que suelen hacer todas las madres, pero, sobre todo aquellas que, "haciéndose" en el camino, van transformando sus miedos en verdadera aceptación de la presencia del otro o de la otra, dejándose afectar por su necesidad, por su desnudez, por su desvalimiento, es decir, dejándose conmover por su demanda profunda de vivir en el mundo; y así, empiezan a ponerse en movimiento, a dar dinamismo a sus vidas, aprehendiendo el saber ser madre.

El paso de la incertidumbre a la aceptación va a alumbrar un saber sobre sí mismas, que pone en marcha ese "pensar del alma", que une sentido y sentimiento, que pone en relación lo más íntimo de sí con lo más íntimo del "otro", movilizando ambas intimidades para alcanzar lo esencial del estar en el mundo con los demás:... y que es "amar".

Ese saber conduce a tantas mujeres a dedicarse a tantas tareas, de las llamadas "especialmente femeninas": del cuidado, de la salud, de la educación, de la relación... pero, a su vez, es también ese saber el que muchas otras mujeres llevan a sus profesiones en las que, aunque no sea el vínculo lo que se piensa como centro de su acción, este permanece siempre presente en las decisiones que encaminan su vida profesional, y es ese saber lo que las hace sentir a ellas -tras los desencuentros, los bajones, las dificultades que cualquier experiencia pueda acarrear- que se puede seguir andando, que vale la pena amar.

Así es como, unas y otras, llevando dentro ese amor-saber de madre, ese "pensar del alma", sostienen el mundo o al menos, gran parte de la armonía que en la vida cotidiana -la domestica y la laboral, la pública y la privada- sigue resistiendo. Al menos así lo veo yo, por el don de las madres.

Gracias a todas, pero, sobre todo, a mi madre que sigue andando, sigue aprendiendo, sigue animándose a superar sus miedos aceptando a esos "otros" que van sumándose en su camino, y hace posible que hoy, ustedes, también estén leyendo esta reflexión. Feliz Día de la Madre.

Con mi oración y bendición. P. Miguel David +

 

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