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María, madre del Salvador y consuelo para los enfermos

A través de una multitudinaria presencia, la feligresía se congregó para profesar su fe en la Virgen de Río Blanco.
Lunes, 16 de octubre de 2023 00:59

Río Blanco congregó ayer a miles de personas en un día muy especial. La fe y la religiosidad se podían sentir en el aire, desde el caminar hacia el Santuario donde Nuestra Señora del Rosario esperaba a los caminantes peregrinos como cada domingo octubrino.

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Río Blanco congregó ayer a miles de personas en un día muy especial. La fe y la religiosidad se podían sentir en el aire, desde el caminar hacia el Santuario donde Nuestra Señora del Rosario esperaba a los caminantes peregrinos como cada domingo octubrino.

Fue una jornada donde la celebración cobró un misticismo divino al honrar a la Virgen madre y patrona de Jujuy y a través de ella, a todas las madres de familia y a los enfermos, que asistieron al encuentro con devoción inquebrantable.

Guiados por el sendero del templete, los fieles lograron ser partícipes de la misa donde la primera lectura del libro de Isaías afirmó que la salvación de todos llegará de la mano del Creador.

Con el respeto del momento sagrado, se realizó la lectura de la carta de Pablo a Filipenses, indicando que vivir en la fe tiene por connotación estar en abundancia desde la espiritualidad.

"Dios proveerá desde la universalidad y la esperanza", dijo en un pasaje monseñor Félix Paredes, obispo de la Prelatura de Humahuaca, quien presidió la celebración eucarística en esta oportunidad.

Gracias al valor y la riqueza de las almas que buscaron consuelo en este domingo dedicado a mitigar dolores, el santuario de María fue verdadera fuente de agua tranquila y reparadora de fuerzas para quienes pudieron ser guiados a través del camino de la creencia religiosa.

Y es así como miles de fieles cumplieron con la misión de escuchar en palabras santas, mensajes tan sabios como renovadores de una cristiandad que bajo el sol dominical, se percibió elevada.

Las personas dolientes, sentadas en silla de ruedas o afirmadas en bastones, fijaron su atención en la Virgen. Junto a ella, un altar colmado con sacerdotes, además de un joven intérprete de lengua de señas y también niños monaguillos que lucieron casi angelicales para la ocasión.

Desde lo más alto, la sagrada imagen bendijo con su presencia a los presentes -acaso- posando su mirada llena de bondad sobre los enfermos o los que sufren por el peso de adversidades en la cruz personal y que encontraron en las plegarias, el rumbo directo para sentir consuelo en el alma.

La lectura del Evangelio según San Mateo llevó consigo una parábola muy profunda. Y es que es aquí donde Jesús expone la situación de un rey al celebrar la boda de su hijo y recuerda cuál es la manera de entrar al Reino de los Cielos. "Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos para asistir al banquete para la libertad", expresó monseñor Paredes quien habló, además, sobre la esperanza como valor fundamental que no se debe perder como católicos.

A modo de reflexión, monseñor resaltó que la predicación del Evangelio tiene una influencia importante. El texto de la sagrada escritura insta a generar conciencia acerca de la participación en el reino de los cielos de cada cristiano, así como la exclusión de tal participación.

En las intenciones, no faltó la oración para que la tensión en Gaza cese y para la mejoría de todos los enfermos -sea cual fuera su situación- tras un saludo fraternal a las madres que en honor a María, cantaron alabanzas todas juntas, en comunión.