Por: LIC. MARIANA ESCOBAR
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Por: LIC. MARIANA ESCOBAR
La Organización Mundial de la Salud advierte que un episodio depresivo se caracteriza por un estado de ánimo triste, irritable y acompañado de una sensación de vacío; perdida de disfrute o interés en actividades cotidianas, la mayor parte del día, casi todos los días, durante un periodo prolongado de tiempo. Esta definición es lo que nos ayuda a diferenciar a la depresión de la tristeza, la tristeza es un sentimiento efímero, mientras que la depresión se muestra como persistente y duradera a lo largo del tiempo.
La depresión se muestra más cercana a nosotros de lo que pensamos sin embargo es importante reconocer cuales son las causas de la misma. La depresión mayor es aquella que tiene un origen predominantemente biológico o endógeno, con un mayor componente genético y menor influencia externa.
La depresión reactiva, por otro lado, se caracteriza por una mala adaptación a circunstancias ambientales estresantes, esta se origina por modificaciones en el ambiente (pérdida de un ser querido, mudanzas, separaciones, pérdida del trabajo, detección de enfermedades, etc.). Es esta ultima la más recurrente y la que podemos reconocer en compañeros de trabajo o escuela, familiares, amigos etc. Si la identificamos ¿cómo podemos acompañar?
Es importante, en primera instancia, saber que las personas depresivas se caracterizan por un tipo de pensamiento llamado circular, esto quiere decir que sus ideas recaen siempre sobre la misma temática, suelen resultar repetitivos, y aunque se les muestre una variedad de opciones o soluciones a un problema, siempre terminan insistiendo con la misma idea; esto es inherente a la persona depresiva y resulta muy difícil de controlar, puesto que el pensamiento se muestra más fuerte que la lógica o la realidad que lo rodea.
Otros aspecto importante y que requiere especial atención, es que dentro de la sintomatología depresiva pueden tener curso las ideaciones o planeaciones suicidas, esto es un signo de alarma y no debe ser ignorado por el entorno.
Frente a esto podemos: 1) mostrar empatía: debes saber que no se trata de algo voluntario; 2) ofrecer tu apoyo y compañía: los pacientes depresivos suelen aislarse o repeler al entorno; 3) ayudarle a pedir ayuda: la depresión es una enfermedad y como tal requiere tratamiento.
El tratamiento que acompaña a los pacientes depresivos es farmacológico y, paralelo, la psicoterapia. Ambos tratamientos son necesarios para ayudar a tener un buen pronóstico y pronta recuperación.
Tenemos que reconocer que no siempre podemos controlar nuestras circunstancias y que muchas veces podemos pasar disgustos o atravesar situaciones difíciles, esto está fuera de nuestro alcance, sin embargo lo que si podemos hacer es no dejar que los pensamientos negativos nos controlen. La biblia nos anima a confiar al Señor todas tus preocupaciones, porque el cuidara de ti; él nunca permitirá que el justo quede derribado para siempre, Salmos 55:22.
Anímate hoy a saber que Dios está contigo en cada batalla que enfrentes, incluyendo la batalla de la depresión. Dios es quien nos reconforta en todos los desafíos que se nos presentan, y a través de las escrituras, podemos estar seguros de que la depresión no nos separa de Dios, no es parte del plan de Dios para nuestras vidas y no va a tener la última palabra. Dios es soberano, tiene el control sobre nuestro estado de ánimo y salud. Podemos encontrar en Dios un alivio frente al dolor y las preocupaciones que nos acompañan, no dejemos de acudir a aquel que nos puede brindar una luz al final del túnel.
La Fundación Luz de Vida agradece a la licenciada Mariana Escobar por este tan valioso artículo.
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