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La primera jujeña en el Coro Nacional de Ciegos

La artista está cursando la Diplomatura en Práctica Coral en Buenos Aires. Audicionó para el prestigioso coro y quedó. Hablamos con ella que por estos días está en Jujuy.
Viernes, 20 de octubre de 2023 00:20

Rocío Ordoñez es la primera jujeña que ingresa al Coro Polifónico Nacional de Ciegos “Carlos Roberto Larrimbe”, dirigido por el maestro Osvaldo César Manzanelli. Tiene 29 años y cuenta que la música la acompañó toda su vida, aunque tuvo que pasar mucho tiempo para que pasara de ser sólo un hobby a una actividad asumida de manera profesional y como un trabajo.

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Rocío Ordoñez es la primera jujeña que ingresa al Coro Polifónico Nacional de Ciegos “Carlos Roberto Larrimbe”, dirigido por el maestro Osvaldo César Manzanelli. Tiene 29 años y cuenta que la música la acompañó toda su vida, aunque tuvo que pasar mucho tiempo para que pasara de ser sólo un hobby a una actividad asumida de manera profesional y como un trabajo.

Ella es ciega de nacimiento, y quizás la falta de un docente guía en el arte para discapacitados es lo que demoró que pudiera llegar a este momento tan importante, en el que entiende que vivirá de la música y que seguirá capacitándose para ello. Rocío está en Buenos Aires cursando la Diplomatura en Práctica Coral, que se dicta en convenio con el Coro Polifónico Nacional de Ciegos y la Universidad Nacional de las Artes. En septiembre concursó para ingresar al emblemático coro nacional y quedó seleccionada.

Aprovechando la visita a su tierra, durante esta semana en que vino a votar, conversamos con ella sobre su vida y su dedicación. “Mi experiencia con la música comienza cuando tenía 4 años”, dice, “en la Escuela de Ciegos Nº11 ‘Profesor Luis Braille’, donde tocaba el piano”. Pasado unos años, cuenta que dejó para poder continuar con su atención puesta en la trayectoria escolar. Hizo la escuela primaria en el Colegio Nueva Esperanza, y la secundaria en el Colegio Mayor Jujuy y en el Remedios de Escalada de San Martín, y cuando tuvo que elegir una carrera, empezó a probar, primero Bibliotecología y luego Inglés, quizás porque todavía nunca se le había pasado por la cabeza trabajar y vivir de la música.

Fue recién hace cuatro años (2019), cuando se encontraba capacitándose en Musicografía Braille en Buenos Aires, que comenzó a tomar clases de canto. Su primera profesora de canto fue Marcela Paturlán, quien descubrió que Rocío tenía oído absoluto. Sí, de una manera inesperada, nuestra artista descubre, que la música no era sólo una pasión y un placer personal, sino que además tenía condiciones y talentos naturales para dedicarse profesionalmente a esto. En 2019 audiciona por primera vez para entrar al coro que hoy la recibe, pero no quedó porque no sabía leer partituras. Decidió prepararse y volver, y en septiembre pasado volvió a presentarse.

En las próximas semanas se incorpora finalmente a las filas de esta institución que nació en 1947, y está compuesta por 46 coreutas ciegos o con un nivel avanzado de disminución visual que ejecutan un repertorio de obras clásicas y populares. Sus partituras se encuentran escritas en notación Braille, y cuenta con un grupo de copistas para tal fin. El concurso fue el 25 de septiembre y se presentaron 35 postulantes, de los que quedaron 16. Rocío está feliz y sorprendida de haber descubierto su oído absoluto y además de haber encontrado la oportunidad para dedicarse exclusivamente a la música y el canto coral. Cabe mencionar que oído absoluto es la habilidad de identificar una nota por su nombre sin la ayuda de una nota referencial o de producir exactamente una nota solicitada, cantando, sin ninguna referencia, y no la tenemos todos los seres humanos.

En conversación con nuestro medio, nos explica que la contracara del oído absoluto es el oído relativo que significa “reconocer los sonidos de manera gráfica o con referencias auditivas”, dice, y reconoce emocionada: “Yo no sabía que existía esa diferencia, hasta que me topé con la profesora Paturlán”. Y continúa: “A ella le llamó la atención que yo tenía muy buena afinación, y empezó a probarme para ver si tenía oído absoluto”. La música hasta entonces había sido algo intermitente en su vida, porque recuerda que fue primera voz del coro de su escuela primaria, en la secundaria continuó cantando como solista y reconoce: “Yo soy del palo del rock” (es parte de una banda con la que toca en las temporadas veraniegas cuando se encuentran todos sus integrantes en Jujuy), pero nunca había asumido este talento como algo profesional.

Reflexionando hoy todo este recorrido, concluye: “No tuve las herramientas para poder decir ‘yo quiero esto’”, y cuenta que no la aceptaron en la Escuela Superior de Música de Jujuy, porque la institución no tiene los recursos para la educación de personas con discapacidad, “incluso hubo una profesora que me dijo directamente que yo tenía que irme a Buenos Aires porque aquí iba a estar sola en el camino de la música”, cuenta. Rocío soñaba con trabajar con la música en su provincia natal, pero la vida la llevó por otro rumbo, aunque no pierde la esperanza de que se revierta esta realidad de la educación para ciegos y haya más oportunidades aquí desde temprana edad. Rocío, además, es copista en Braille (escribe la música en este sistema para ciegos), oficio que aprendió a distancia con el profesor Mauro Bernardo De Giovanni Fernández de Santa Fe, durante la pandemia. Con el mencionado maestro, dictó el año pasado un taller de museografía en la Escuela de Música de Jujuy, ella de manera presencial, y De Giovanni Fernández de manera virtual.

Compositora

Y, finalmente, debemos decir que también incursiona en la composición. Tiene varios temas propios con estilo pop, algunos que ya se difundieron por Youtube. El más significativo es “Carta de amor”, que ella cuenta que surgió de manera muy rara. “Esta canción en mi pensamiento fue escrita para una persona muy especial, me salió como cae el agua. Cuando me fui a acostar una noche, me empezó a brotar la canción, agarré la compu y la escribí de un toque. Y cuando fui a ponerle música, también me salió de una la melodía”, dice. A la hora de componer prefiere el pop, y con su banda hace rock. “Es curioso -dice., porque fue escrita en base a una voz que yo escuché que salía de adentro mío. Y que decía: ‘Escribí todo lo que te pasa cuando estás conmigo’.

Era una persona que yo no conocía, alguien que no veo, pero era insistente”, comparte. Con todo, en diciembre se incorpora oficialmente al Coro Polifónico Nacional de Ciegos, y asegura: “Para mí significa muchísimo esta oportunidad, primero que es un sueño cumplido, y segundo que me sirve de inspiración para seguir aprendiendo. La música es un camino bastante largo”, concluye.

Su banda de rock

Rocío integra como pianista y con un grupo de amigos, la banda de rock jujeña The Loot. Junto a ella se suman Gabriel Quiroz, Mauro Landa, Mauro Quiroz e Iván Landa, y hacen música indie con repertorio propio. Ya tienen un disco grabado, “Solipsismo”, y ya están produciendo el segundo.

Una realidad que en Jujuy no se da

“Un artista ciego necesita accesibilidad desde el punto de vista material, porque tiene que tener acceso a la partituras ya sea para canto o instrumentos; y personas que los sepan dirigir”, dice Rocío desde su autorizada experiencia propia. Es algo que habló mucho con el director jujeño Nahuel Storni, que tiene diseñados varios proyectos en este sentido para la educación musical y coral en personas ciegas y en personas hipoacúsicas, que nunca consiguieron el apoyo necesario para llevarse adelante. Cabe mencionar que Storni dirigió como maestro invitado en 2015 al Coro Polifónico Nacional de Ciegos.