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Los pueblos andinos esperan con lo mejor a sus muertos

Con comidas, bebidas y alegría se celebra a los fallecidos que encontraron el camino de fidelidad a Cristo.
Miércoles, 25 de octubre de 2023 01:00

En noviembre, en la vida cotidiana de los pueblos andinos está presente una fiesta muy importante, la de "las almitas"; así, el calendario agroganadero festivo de las comunidades, se mezcla con el calendario católico y el del Estado posmoderno: el día de Todos los Santos, y el de Fieles Difuntos, el 1 y 2 de noviembre.

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En noviembre, en la vida cotidiana de los pueblos andinos está presente una fiesta muy importante, la de "las almitas"; así, el calendario agroganadero festivo de las comunidades, se mezcla con el calendario católico y el del Estado posmoderno: el día de Todos los Santos, y el de Fieles Difuntos, el 1 y 2 de noviembre.

"Este modo de celebrar está siendo dejado de lado por la posmodernidad y cuando se lo recupera, en muchos lugares se lo hace desde lo turístico, perdiendo la espiritualidad de los pueblos donde sigue siendo importantísimo para definir una forma de vida, por eso es necesario rescatar ritos, símbolos y significados de cada celebración", sostuvieron desde la Pastoral andina, perteneciente a la Prelatura de Humahuaca.

Para los habitantes de Los Andes, "la muerte es una etapa más del ciclo de la vida; los que 'se van' (difuntos) se convierten en energía especial, siguen actuando en la vida cotidiana y son inspiradores de un ideal. Están todos los días con nosotros, por eso es importante la celebración de nuestras almitas, en la vida económica y sociocultural" marcaron.

Las almas, "no están en un ámbito separado de los vivos, como en la cultura judeocristiana, aquí los muertos ya no vuelven más. En el mundo indígena hay una relación de los dos mundos, el espiritual y el material, así las almas son nuestros protectores que renuevan la vida. Esto nos permite pensar que uno no se termina aquí, sino que se vuelve a empezar".

Las comunidades andinas "esperamos a las almitas", con bebidas, comidas, rezos y cantos. "Hay que estar alegre, realizar las cosas con amor para que su presencia sea con alegría, y su llegada con mucha bendición", además "se les pide también por las lluvias, para que sea una época bendecida".

No existe un manual de las cosas que hay que colocar en la mesa, es una combinación de elementos prehispánicos con cristianos, que varían de acuerdo a cada región. Hay que tener presente que en ella no falten los elementos principales y siempre en par (dos de cada uno).

Entre ellos el tocoro, flores, chicha, la luz (vela), coca, cigarrillo, comidas y las ofrendas (pan bollo) de todas las representaciones posibles: la chacana, cruz, escalera, palomas, guagas y demás figuras.

Juntar leña, preparar el horno, cocer la chicha, realizar las ofrendas (o turcos), preparar la mesa, rezar, levantar la mesa, la ceremonia del despacho y otras acciones deben desarrollarse en un ambiente de reciprocidad, porque muchas familias se organizan y reúnen para celebrar visitándose mancomunadamente.

Generalmente la reunión debe ser en círculo porque se trata de una fiesta familiar, en comunidad donde se canta, reza, se hacen bromas, se comparten tristezas, alegrías y esperanzas, comidas y bebidas. Todo lo que se coloca en la mesa se comparte con las almas, como el cigarrillo y la coca.

El rito de repartirse la comida entre los presentes es muy importante, porque a nadie le debe faltar el alimento y todo debe compartirse, ya que será el avío para el viaje de retorno a los hogares donde se compartirá lo vivido.

Por último, se produce el despacho para que los seres queridos "vuelvan contentos a su mundo", ceremonia que está a cargo de los servidores, mientras el resto se queda rezando, cantando y en otros lugares, dramatizando la realidad con picardía bondadosa, buscando mejorar la moral o corregir defectos, para una mejor relación comunitaria.