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“Los santos no son héroes inimitables, todos podemos reflejar el amor de Dios”

Ante los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro, el sumo pontífice reflexionó sobre el Evangelio del día, donde Jesús indica el “gran mandamiento del amor”.

Domingo, 29 de octubre de 2023 10:00

Tras la Misa de clausura del Sínodo de la Sinodalidad, el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano para dirigir la oración del Ángelus, donde explicó que todos estamos llamados a ser una “gota” que refleja el amor de Dios, al igual que los santos.

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Tras la Misa de clausura del Sínodo de la Sinodalidad, el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano para dirigir la oración del Ángelus, donde explicó que todos estamos llamados a ser una “gota” que refleja el amor de Dios, al igual que los santos.

Ante los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio del día, donde Jesús indica el “gran mandamiento del amor”: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.

El Papa Francisco remarcó que esto muestra que “Dios siempre nos precede” y que es en sus brazos donde aprendemos a amar. “Todo comienza a partir de Él”, subrayó.

En este sentido, explicó que el amor a Dios está vinculado al amor al prójimo. “Significa que, amando a los hermanos, nosotros reflejamos, como espejos, el amor del Padre.

“Reflejar el amor de Dios, aquí está el centro de la cuestión; amarle a Él, a quien no vemos, a través del hermano, a quien vemos”, señaló.

A continuación, recordó que “un día, una periodista preguntó a santa Teresa de Calcuta si creía que estaba cambiando el mundo con  lo que hacía, y ella le respondió: ‘¡Yo nunca pensé en cambiar el mundo! Solamente intenté ser una gota de agua limpia en la que pudiera brillar el amor de Dios’”.

“Así fue  como ella, tan pequeña, pudo hacer tanto bien: reflejando, al igual que una gota, el amor de Dios. Y si, a veces, mirándola  a ella y a otros santos, llegamos a pensar que son héroes inimitables, pensemos en esa pequeña gota y recordemos que también nosotros estamos llamados a reflejar el amor de Dios en el mundo”.

Explicó que esto se puede lograr “dando el primer paso, como Dios  hace con nosotros: sin esperar a que otros se muevan, sin esperar a que el mundo, la sociedad y la Iglesia cambien, sin  esperar ni pretender reconocimientos”.

“Pensando en el amor de Dios que siempre nos precede, podemos  preguntarnos: ¿soy agradecido al Señor, que es el primero en amarme? ¿Me encuentro con Él cada día para dejar que  me transforme?”.

“¿Intento reflejar su amor? Es decir, ¿me esfuerzo por amar a mis hermanos y hermanas,  especialmente a los más débiles, a los que se equivocan, a los que me hacen daño? ¿Quito de mi corazón, con la ayuda  de Dios, las pátinas opacas del egoísmo, del resentimiento, de la rigidez, del apego a las cosas, de lo que me impide  reflejar con claridad el amor del Padre?”, preguntó el Papa Franciso.

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