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Ofrendas de amor hechas con el alma

Belén Isnado elabora en familia y con esmero, las ofrendas saladas y dulces para cada inicio de noviembre, año a año.
Viernes, 03 de noviembre de 2023 01:02

Cuando el amor y el respeto se ofrendan en figuras de pan, las manos hábiles que lo hacen posible se unen para rezar y dar la bienvenida a las almas que, por un día, llegan a este plano de visita.

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Cuando el amor y el respeto se ofrendan en figuras de pan, las manos hábiles que lo hacen posible se unen para rezar y dar la bienvenida a las almas que, por un día, llegan a este plano de visita.

Y es allí que la creencia se revela como mito puesto en acción, al compartir una mesa con los seres queridos que no se encuentran físicamente, pero que viven en el corazón. La presencia de los alimentos en la mesa que como altar se propone, deja ver el misticismo y la fe renovada en la espera de cada inicio de noviembre.

Esta tradición -que atraviesa generaciones- permanece intacta en la costumbre jujeña. Y para la familia Isnado tiene un significado único, ya que elabora con respeto las ofrendas para las almas en su día.

"Sentimos que estamos ayudando a las familias con el pan especial para su mesa", dijo Belén Isnado, quien elabora las ofrendas convencida de vivir esta fecha, siendo parte de una cultura ancestral arraigada a la tierra.

Con sus manos dedicadas en la labor, el proceso de hacer este alimento sagrado es muy laborioso, pero hecho en familia es más valorable todavía.

Según la creencia, las puertas del cielo se abren porque se les permite a las almas bajar al plano terrenal por todo un día. Los primeros en llegar son los animales, luego los niños y después las almas mayores. Ellos bajan y se llevan la esencia de lo que está dispuesto en la mesa. Y después, el cambio se refleja en los sabores, porque son distintos. "El pan que es todo caserito, pero también hacemos las masitas, el merengue para las empanadillas, lleva su tiempo pero es muy gratificante", expresó Isnado, orgullosa que su preparación sea parte de los altares familiares.

CAPIAS | CROCANTES DE SABOR E INFALTABLES EN LA MESA.

Escaleras para bajar y volver a subir, cruces como insignia religiosa, figuras de niños y de grandes, perros y llamitas que ayudan a llevar el alimento al cielo, palomas que representan la paz, rezadores y rosarios que representan la oración; cada pieza de pan tiene una simbología que se atesora en el imaginario colectivo. "Si el alma es nueva y tiene sólo meses, se hacen muchas ofrendas. Una vez pidieron la figura de un gaucho con el caballo hecho todo en pan, fue hermoso hacerlo. Son tres años seguidos que se hace en grande", aseguró. Las dulzuras no pueden estar ausentes en esta conmemoración tan sentida y se hacen visibles en mantecados, capias y maicenas que marcan lo tradicionalista de un sabor particular. "Es un acto de respeto que compartimos como jujeños. Lo aprendí de mis papás desde que tengo memoria, con mis hermanas y lo hacemos rezando porque representa lo nuestro", dijo la joven que lucha para que este saber tan nuestro, no se pierda y continúe en las generaciones nuevas.

Coronas a pulso y corazón

BELLOS COLORES | HECHOS POR SANTUSA QUISPE COMO OFRENDA DE NOVIEMBRE.

De negro, azul y violeta; o de rojos, blancos, naranjas y verdes son los colores de las flores que adornan las coronas para las almas que vienen de visita. Así, lo indica la tradición jujeña, avisando al mundo que las ofrendas pronto estarían en la mesa para compartir con los seres queridos que trascendieron a otro plano. Es que la gama de tonalidades y formas es amplia pero tienen el mismo significado y es el de enflorar la mesa que provee de alimento generoso a aquellos visitantes que no se olvidan. Para presentar el sinfín de coronas en una fecha tan especial, se trabaja con tres meses de anticipada y ardua labor.

"Hay que cortar los alambres y los plásticos por tiras con un ancho de cinco centímetros", dijo mientras forraba un aro de alambre y papel, Santusa Quispe, la artesana que desde hace cinco años arma coronas para el día de los fieles difuntos con dedicación. Las manos de esta mujer oriunda de Cusi Cusi recortaron cientos de metros de alambre y con la habilidad propia de un recorrido marcado por el rescate de las costumbres nuestras, hizo de este oficio, un arte manual que se luce. "La primera vez que hice una corona, mis manos me dolían mucho. Pero, con práctica y cada vez, combinamos más bonito los colores", explicó Quispe, quien realiza todo a pulso y corazón. Primero se debe cortar el alambre, después armar el círculo, cortar papel de diario en tiras y forrar bien para que se coloquen las tiras de plástico verde. "Las flores son hechas de la misma medida y aunque duela la mano, con el tiempo se hace más sencillo y práctico", reveló.

HABILIDAD MANUAL | EL ARO DE ALAMBRES QUE SE VUELVE CORONA DE FLORES.

Es que las costumbres de antes, como decía su papá Emiliano Quispe, siempre se tienen que revalorizar. "Antes las hacíamos de papel crepé y decía que los colores oscuros son para almas nuevas, podía ser de color negro puro o con azul, o morado después de un año. Los otros colores son para las almas que llevan dos o tres años o más, son las almas alegres y se usan los colores fuertes como rojo, rosa o amarillo", relató. Los colores oscuros guardan el luto mientras que los colores más vibrantes son los destinados a guiar a las almas a su hogar. Con la característica a la vista de ser circulares, representan el ciclo de la vida y sus tamaños varían porque para las esencias de pequeños que son los angelitos, son más chiquititas.

De esta manera, su labor que suele colocarse a un costado de la mesa el día 2 de noviembre, se convierte en ofrenda que se devuelve cuando con oraciones, se logra adornar la tumba de la almita honrada en el cementerio, con el debido respeto.

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