Descubrir las habilidades manuales de nuestra gente es algo que en un principio asombra y posteriormente cautiva por la perfección, delicadeza y empeño que se nota en cada una de las creaciones.
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Descubrir las habilidades manuales de nuestra gente es algo que en un principio asombra y posteriormente cautiva por la perfección, delicadeza y empeño que se nota en cada una de las creaciones.
Nora Carolina Aucapiña es una jujeña, residente del tradicional barrio Ciudad de Nieva, quien un domingo de octubre acompañada de sus "tulipanes" multicolores, confeccionados al crochet se postra ante la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya para agradecer la gracia recibida a lo largo de un año.
Con la humildad de los grandes ofrece a los peregrinos su "obra de arte" que salió de sus manos y de su propia creación cuando en ese mismo lugar, ya hace mucho más de 20 años, descubrió un vendedor que le ofreció unos folletos para armar moños con cinta ribonette.
"Fue la inspiración -dice Nora Carolina-, a partir de ese momento y con el fuego sagrado heredado de su abuelo Leopoldo, un carpintero abrapampeño que supo transmitirme sin saber mis ansias de crear, él con la madera, yo con las cintas, la goma eva y las lanas o hilos, materiales que utilizo a diario para darles forma a mis creaciones".
Hoy abocada a la realización de adornos navideños, nuestra entrevistada recuerda que "hace más de quince años realicé un curso de tejido al crochet en la escuela profesional 'Domingo F. Sarmiento', fue solo un año pero de gran ayuda en esa etapa de aprendizaje, podría decir que soy autodidacta, mi aprendizaje nació a partir de unas hojas con instrucciones para confeccionar muñecos de goma eva que compré en la calle, después y en mis ansias de aprender y crecer pude adquirir unos fascículos en un kiosco de revista y finalmente utilizando los tutoriales de internet".
La artesana no puede dejar de mencionar a su abuelo Leopoldo, "él siempre me hacía algo con madera, un cuadro, un adorno, incluso me fabricó un instrumento musical con un trocito de madera, era un cocodrilo que con un palito que se rapaba en su lomo se podía interpretar canciones", contó, es en ese momento que sus ojos adquieren un brillo especial y su voz se entrecorta, pero se repone motivada por ese legado que siente que supo mamar de ese ser amado que partió al reino celestial cuando apenas había superado los diez años.
Con simpleza y agradecimiento, nos cuenta que se desempeña como personal de maestranza en la Comercial N° 2 de Ciudad de Nieva, "ahí mis compañeras me compran todo lo que llevo, las flores, los adornos navideños, recuerdos para las fiestas de colación", en un breve paréntesis recuerda que se inició "en un salón de fiesta donde preparaba los adornos y recuerdos para los niños, centros de mesa para los adultos, incluso me encargan el ajuar para los bebés".
Finalmente, Nora Carolina señala que en cuanto tenga un tiempo libre "veré de enseñar lo que sé a quienes deseen aprender un oficio que sirve como hobby, entretenimiento e incluso como una ayuda económica, las artesanías y las manualidades son mi vida", concluyó.
Nora Carolina parte dejándonos su amplia sonrisa y unos bellísimos llaveros junto a un adorno para el árbol de Navidad del diario, por lo que agradecemos su gesto y generosidad.
Los interesados en adquirir sus productos pueden comunicarse al 388-4728860.