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La infancia: el eslabón más vulnerable del ciberacoso

Miércoles, 22 de febrero de 2023 01:00

Se conoció la noticia de que se implementarán nuevas funciones que permitirán a los usuarios establecer algunas características adicionales para proteger su experiencia navegando por internet y usando su buscador para encontrar información necesaria.

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Se conoció la noticia de que se implementarán nuevas funciones que permitirán a los usuarios establecer algunas características adicionales para proteger su experiencia navegando por internet y usando su buscador para encontrar información necesaria.

Los padres tienen en claro en estas y en mil otras ocasiones que son responsables de cuidar a los hijos. Esta medida de protección puede funcionar muy bien, pero hay otra cantidad de cosas que se pueden hacer para defenderlos del ciberdelito y el acoso.

Por empezar, nosotros mismos tenemos que ser más cuidadosos con lo que publicamos en nuestras redes sociales. Cuando publicamos una foto o un video de nuestro hijo estamos exponiendo su intimidad sin pensar en el impacto que va a tener en el futuro toda esa información personal online.

De hecho, Unicef remarca la necesidad de proteger la privacidad y la identidad de los niños en línea. "Ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación. El niño tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o ataques", afirma el Artículo 16 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.

Se trata de una iniciativa de Pablo Lima, especialista en ciberseguridad de VU.

El fenómeno de exponer información privada de los hijos en Internet recibe el nombre de "sharenting", que deriva de las palabras en inglés sharing (compartir) y parenting (criar). También existe el "oversharing", en los casos donde nos encontramos con que hay una sobreexposición de los menores.

Al menos el 42% de los menores que han sido "ridiculizados" en internet pueden llegar a sentirse avergonzados por las publicaciones en las que se convirtieron en protagonistas sin haber brindado su consentimiento, de acuerdo con una encuesta llevada a cabo por Microsoft.

Teniendo en cuenta la protección que hay que hacer desde las propias manos maternales y paternales, también siempre hay posibilidad de que los chicos que ya tienen acceso a las redes y a Internet sufran ciberacoso.

El ciberacoso incluye tácticas como publicar comentarios maliciosos (incluyendo mensajes de texto), divulgar rumores, hacer amenazas, incitar al suicidio, hacerse pasar por otra persona al utilizar una cuenta falsa y crear una cuenta en las redes sociales para acosar a alguien.

¿Y qué se puede hacer cómo padres? Reconocer las señales de alerta: más de la mitad de los chicos, según estudios internacionales, no hablan del acoso. Por eso hay que estar atentos si parecen tristes o enojados cuando están en línea; si se produce un aumento o reducción brusca de sus ratos en Internet; si se vuelven retraídos, se ponen ansiosos, cambian de ventana o apagan la computadora cuando el padre se acerca.

Monitorear la actividad en Internet: revisar con regularidad la actividad de los chicos en internet y la configuración de privacidad de sus cuentas en las redes sociales. Hay cinco pautas que no se deben perder de vista a la hora de acompañar a los niños y niñas durante su travesía en línea. Por eso es indispensable conversar con ellos sobre la importancia de: no compartir datos personales (nombre real, lugar de residencia, edad, establecimiento educativo, horarios, actividades extraescolares, etcétera), no compartir fotos de ninguna clase, no exponer contraseñas por ninguna vía, habilitar múltiples factores de autenticación en todos los sitios, aplicaciones y juegos, advertir sobre los posibles peligros que pueda tener algún descuido, y actuar desde nuestros conocimientos como adultos.

Confianza y reflexión: es necesario establecer un lazo de confianza con los niños y niñas para que sientan un ámbito de apertura en el que reciban las recomendaciones y que ellos se sientan con posibilidad de contar qué hacen o qué le puede estar pasando a un par. Esto incluye evitar la vergüenza a la hora de mostrarle el celular a los adultos de su mayor confianza.

Seguridad de dispositivos: desactivar el rastreo de ubicación de todas las aplicaciones y sitios.

Revisión de políticas de protección de datos: es importante que las personas adultas revisen las políticas de protección de datos y ajusten la configuración de la privacidad de las aplicaciones que los niños y niñas utilizan y las actualicen con frecuencia.

Conocimiento: es fundamental saber en qué aplicaciones, juegos y sitios navegan, qué información solicita y qué características tiene (chat, imágenes, comunicación por voz o y/o video). Esto incluso requiere de la identificación de los logos e isotipos de las aplicaciones.

Todas estas medidas pueden ayudar a proteger a los niños, quienes junto con los adultos mayores, son los más vulnerables en el ciberdelito.

 

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