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Fue portero en el colegio que lo educó y hoy lo administra

Iván Ignacio es coach ontológico y autoridad del "Jean Piaget". Se inició en el trabajo con esfuerzo y compromiso.
Miércoles, 22 de marzo de 2023 01:01

La figura de Dilma Ignacio es muy recordada en nuestra ciudad. Proveniente de una familia pionera en la educación privada, fue una mujer generadora de ferias de ciencias y actividades para fortalecer la enseñanza en sus distintos niveles.

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La figura de Dilma Ignacio es muy recordada en nuestra ciudad. Proveniente de una familia pionera en la educación privada, fue una mujer generadora de ferias de ciencias y actividades para fortalecer la enseñanza en sus distintos niveles.

"Fue de esas directoras que se iban desde su casa hasta la terminal y de la terminal, pasaban a una camioneta y luego a caballo y llegaba a la escuela puntual. Comenzó de jovencita y fue directora. Por todo lo que hizo, post mortem le dieron un premio, Evita, Mujer Amazonas, y fue declarada como ciudadana ilustre de Jujuy", inició su relato Iván Ignacio, sobrino de la exdirectora general y propietaria del colegio "Jean Piaget".

El legado de esta gran mujer es innegable y el estar a su altura es el desafío para quienes tomaron las riendas académicas de la institución educativa que está próxima a celebrar treinta años de historia. "Desde que comencé siendo alumno, mucho antes de sentarme ante un escritorio como directivo, me tocó ser personal de limpieza. Fui a pedir trabajo al colegio y me preguntaron; '¿Qué querés hacer?', dije: 'Vengo a trabajar, ¿cuál es mi escritorio?'. A lo que me dijeron: '¿Qué sabés hacer?' Respondí: 'Vengo a aprender'. Entonces me dijeron; "Vas a aprender del esfuerzo y lo que cuesta trabajar'.

Y así empecé limpiando como portero mi colegio, contraturno", detalló Ignacio, orgulloso de haberse iniciado en la labor de la empresa familiar; pero desde abajo y ganándose un lugar. "Me tocó estudiar y trabajar. Estudiaba a la mañana y trabajaba a la tarde, limpiando el cole", aseguró el referente de la cofradía "Piagetiana". Con el transcurrir de los años, su desempeño fue notable. Pasó a ser auxiliar, luego auxiliar de secretario, secretario y preceptor para luego asumir la gerencia de la entidad y, en la actualidad, ser su administrador. Cada etapa en el desarrollo profesional fue vivida a través de un transitar singular de los días. Aunque en un principio, las emociones encontradas confabularon en su pensar sobre esa decisión familiar. Pero la voz siempre calma de su tía Dilma quien fuera la fundadora del colegio, lo aconsejó sabiamente.

"Se me acercó y me dijo: '¿Sabés por qué no estás en un escritorio y estás limpiando? Porque para vos viene algo mejor, pero quiero que aprendas de las dificultades, que te formes desde cero", explicó Ignacio con un dejo de nostalgia en la mirada al recordar aquellas palabras que escuchó a sus 18 años. Es que mientras asistía a clases como alumno regular por la mañana, a la tarde; practicaba educación física hasta que todos se retiraban y entonces tomaba la escoba para iniciar el quehacer. La vida lo sorprendió con la llegada de Ornella, su primera hija y quien le permitió debutar como papá.

LA PASIÓN DE IVÁN ES COCINAR

"Aprendí a ver todo de otra manera", contó un movilizado Ignacio, ya que una nueva responsabilidad se manifestaba en su existencia y era la de tener una familia a cargo. De nuevo la palabra de Dilma se escribió a fuego en él. "Hice lo que ella me dijo, con la frente en alto, entré y cumplí mi función y pude recibir a mi hija con el trabajo. También fui cocinero, empanadero y probando hasta que después me decidí por el coaching y encontré mi vocación", dijo. "Me acuerdo de mi abuelo que se sentaba a la mesa y decía: 'Ustedes no comen la tarta de zapallo porque no valoran lo que costó'.

Y hoy quizás, no como mi abuelo pero sí me toca valorar cada cosita, porque los tiempos difíciles hacen personas fuertes y los tiempos fáciles, hacen personas débiles", aseguró. Es así que el verdadero valor de lo que se tiene es por cómo se consiguió. "De chico podés decir a tus papás: 'Comprame una zapatilla pero no ves de dónde sale la plata para comprarla, como que no importa. Para mí, el haber transitado todas esas etapas en mi vida, al día de hoy me hace más cuidadoso en todo sentido", destacó el propietario de la institución que cuida no sólo el patrimonio social, sino por sobre todo el humano, aquél que hace crecer a la persona.

"La experiencia hoy por hoy me hace más fuerte, para poder afrontar las situaciones y no tenerle miedo a nada. Podés estar arriba o abajo, pero el estar abajo te da la posibilidad de volver a subir", dijo con absoluta certeza. Y es así. Junto a su esposa Belén, a quien conoció en la primavera jujeña veintitrés años atrás, encontró la felicidad en una familia que lo ama: su hija mayor se recibió también en el "Piaget", su "Lauti" es un "loco lindo" y el más pequeño, Manolo, sueña con ser futbolista en Europa.

“Lauti” le ganó a un respirador

“LAUTI” FELIZ | SU ALEGRÍA CONTAGIA A LOS INTEGRANTES DE LA FAMILIA IGNACIO.

La inclusión fue siempre motivo de respeto en el ámbito del colegio “Jean Piaget”. Fue importante desde que se fundó la institución, cuando sólo había setenta alumnos y, de esa cantidad, cinco eran estudiantes con síndrome de Down, autismo o retraso madurativo. “El espacio para los chicos con capacidades diferentes se abrió y los papás sabían hacer filas re largas para poder tener la vacante.

Es un honor decir que recibimos la Bandera de la Paz; tuvimos la primera alumna con síndrome de Down recibiéndose a nivel nacional del polimodal y a otra exalumna, insertándose laboralmente en jardín de infantes”, expresó Iván Ignacio sobre dos de las historias enriquecedoras que se guardan en las aulas de paredes azules. Y en el momento menos pensado, la vida sorprendió a la familia Ignacio con la llegada de Lautaro, gracias a esta conexión tan particular del universo.

“Cuando esperábamos a ‘Lauti’ fue muy larga la espera. Estábamos preocupados porque nos habían dicho que se encendía la luz azul si nacía un varón o una luz rosa si era nena, pero no se encendía ninguna. La desesperación no era soportable y salió la doctora a decirme que mi hijo había nacido con esta condición”, explicó Ignacio acerca de la experiencia que lo conectó con su tía, inmediatamente. “Dilma era muy espiritual y me dijo: ‘Todos tenemos una misión aquí y si Dios puso en tu camino a una persona diferente, aceptalo y acompañá a Belén”, dijo Ignacio quien regresó y se acercó a la criatura que instintivamente le agarró el dedo.

Estuvo entubado en coma farmacológico inducido y en coma natural, antes de cumplir el primer año de vida. “Murió dos minutos, tuvieron que hacerle reanimaciones después del año, pero se recuperó”, comentó Ignacio cuyo pequeño logró caminar a los seis años gracias a la ayuda de Nerón, un pitbull. “Era hermoso ver cómo él se agarraba del lomo del perro y Nerón se levantaba despacito para no dejarlo caer. ‘Lauti’ aprendió a caminar con el perro”, contó. “No habla porque tiene las cuerdas vocales afectadas pero se hace entender. Hubo momentos en que los médicos me decían: ‘Vení a despedirte’ o ‘Andá buscando servicio de sepelio’. Y hoy verlo más alto que yo, que corre, salta y es feliz me hace tan bien. Se la re bancó porque quería vivir”, dijo el padre emocionado.