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28 de Abril,  Jujuy, Argentina
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El pequeño gigante coronado como el más fuerte del mundo

Darío Villarroel encontró en el deporte un camino de éxito personal que lo llevó a superarse cada vez más.
Miércoles, 26 de abril de 2023 01:03

Con un fuego sagrado que no se apaga en su interior y la fuerza en cada uno de sus músculos trabajados con convicción y disciplina, Darío Villarroel se eleva ante la vida como un verdadero gigante. Ser una persona con la condición de acondroplasia -que significa de talla baja- no limitó sus sueños de evolucionar en la vida, encontrando en el deporte un camino de superación y éxito personal que lo llevó a romper lo establecido para consagrarse a nivel mundial.

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Con un fuego sagrado que no se apaga en su interior y la fuerza en cada uno de sus músculos trabajados con convicción y disciplina, Darío Villarroel se eleva ante la vida como un verdadero gigante. Ser una persona con la condición de acondroplasia -que significa de talla baja- no limitó sus sueños de evolucionar en la vida, encontrando en el deporte un camino de superación y éxito personal que lo llevó a romper lo establecido para consagrarse a nivel mundial.

Pero la historia de su vida comenzó el 23 de marzo, 42 años atrás. Fue un momento inicial cuando su primera infancia lo abrazaba con el amor familiar que sus padres y hermanos le supieron brindar de la manera más genuina. Gracias a su madre Mirta González, el cuidado y la rehabilitación fueron ejes fundamentales para que este deportista jujeño encuentre en esa contención una fortaleza única que le permitió acercarse al deporte, teniendo -a priori- una discapacidad.

“El deporte despertó algo en mí”, explicó Darío Villarroel quien se animó a buscar una forma de expresión desde lo físico. Gracias a su espíritu apasionado, este atleta tuvo un click mental que lo hizo reflexionar sobre lo que quería hacer para mejorar la calidad de su vida. “Llegué a pensar por mi bienestar, por verme y sentirme bien y también en prepararme para mi vejez, para que el día de mañana al ser anciano, no dependa mucho de nadie”, aseguró quien comenzó en el gimnasio Máximo y -acaso- motivado por ese nombre, dio lo mejor de sí mismo en los albores de su carrera deportiva.

Y es así como la actividad física que estaba dormida en él, despertó. “Yo al haber nacido así, nunca pensé que haría algo referido a la actividad física, pensé que iba a ser alguien que iba a estar con mi padre y mi madre y nada más. Nunca pensé que el deporte me haría crecer”, indicó. Sin dudas, el levantamiento de pesas lo hizo descubrir que era una disciplina muy física y de fuerza. Y su sueño se hizo realidad en 2002, al romper récords fruto de un entrenamiento en gimnasio complementado con algo más “rudimentario” en casa. “Mi primer torneo era como verme en dentro del dibujito de Dragon Ball. Todos eran gigantes y pensaba: ‘¿qué hago acá?’, pero después me di cuenta que era por categoría y me denominaron ‘El pequeño gigante’ porque pesaba 45 y había levantado 110 kilos. La gente me ovacionó por el esfuerzo”, recordó orgulloso.

“Me fui a hacer alto rendimiento en Mar del Plata”, dijo Villarroel a quien no le costó la adaptación ya que fue buscando siempre la forma de poder lograrlo. “Iba controlando peso corporal, barras y paralelas. Empecé a cargar peso extra y eso es bueno porque al entrar a un gimnasio da seguridad”, relató, asimismo, otras circunstancias menos felices se presentaron seguidamente. “En los convencionales, no me dejaron competir porque llegué a ser récord sudamericano, pero por reglamento, porque no ponía las piernas abajo paso a ser para discapacitados también, llego a ser récord del mundo con 170 en El Cairo, Egipto; pero también me dejan fuera por seguridad, por mi agarre, porque mis dedos no doblan bien”, explicó.

Sorteó las instancias complicadas focalizando su mente, cuerpo y corazón en mejorar participando en los regionales de Jujuy y en los nacionales llegando a ser récord nacional en Córdoba; hasta que lo incluyeron. “Cada momento fue estar emocionado y una experiencia única.

Mi vínculo con otros competidores fue más bien social, no pensando con quién competir, sino superándome a mí mismo”, aseguró. Con el pasar de los años, Villarroel se sintió pleno y motivado de ser protagonista en un reto personal y único. “Es por mi discapacidad y por tratar de estar mucho mejor conmigo mismo”, destacó el jujeño. No obstante, él a través del deporte, encontró un lugar en el movimiento paralímpico y fue algo más que esperanzador. Y entonces el universo del culturismo y fitness se abrió para el atleta que practica ambas actividades casi con devoción mariana, desde toda perspectiva. “Mi rutina empieza a la mañana con entrenamiento anaeróbicos y aeróbicos, de tres a cuatro horas por día. Lo hago porque me gusta y lo disfruto mucho”, contó este valiente pesista que en 2019, obtuvo la corona mundial de esta disciplina en categoría especial en México; haciendo historia en el torneo “Mr. Universo Wabba Acapulco” y -por supuesto- en el deporte jujeño.

Una vida de película

Tal fue el brillo de Darío Villarroel que fue distinguido como uno de los personajes del año en el mundo deportivo en Jujuy, novedad que llegó a oídos de Fernando Arditi, un productor que se interesó por la historia de vida del atleta. Inspirado por una trama real e interesante, logró plasmarla en un largometraje de tinte biográfico que tituló “El hombre más fuerte del mundo”.

La realización documenta la superación constante de Darío y el hecho de no rendirse a pesar de los obstáculos. “Hice lo que tenía que hacer, todo fluyó solo y, al final, las personas aplaudieron”, explicó el deportista jujeño que estuvo presente días atrás en el estreno mundial de la producción que tuvo lugar en el marco del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente -Bafici 2023- en Buenos Aires. “Mi mensaje fue que todo pasa por algo y que hay que ser perseverante en la vida”, dijo. Aunque sin imaginar la trascendencia de su evolución, Villarroel lo sentía. “Con tantos años de lucha en lo deportiva por las injusticias, ahora se está dando lo que es justo”, aseguró quien lejos de dejarse vencer, se muestra física pero también espiritualmente como un ser humano capaz de lograr sus sueños, siendo modelo de resiliencia.