La otoñal noche del pasado sábado se presentaba nostálgica, casi apagada. Pero en Jujuy, siempre hay una llamita encendida que da lugar al encuentro, al abrazo y a la música.
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La otoñal noche del pasado sábado se presentaba nostálgica, casi apagada. Pero en Jujuy, siempre hay una llamita encendida que da lugar al encuentro, al abrazo y a la música.
El reducto cervecero con propuestas folclóricas ubicado en barrio Norte, fue el escenario de una peña a beneficio de un grupo de mujeres que participarán en Santiago del Estero del V Encuentro Nacional de Mujeres Músicas y Disidencias. Con lo recaudado, las organizadoras aspiraban a cubrir costos logísticos, entre ellos, transporte, hospedaje y comida.
Para alcanzar el objetivo, convocaron a músicos locales amigos, que desinteresadamente les brindaron su tiempo y melodías.
El Mariachi Toluca encendió el escenario, regalando a las mujeres presentes canciones de repertorio romántico y clásicos tales como "El Rey".
Luego hizo su participación Álvaro "Diablero" Valdiviezo, que en su faceta solista (además es vocalista de Los Changos del Huayco), invita a desandar clásicos del cancionero popular, proponiendo un recorrido musical por Santiago, Salta y, por supuesto, Jujuy.
La voz de mujer llegó con la dulzura y los matices de Tami Cari. La joven que hace poco más de un año camina los escenarios locales y que será una de las referentes jujeñas en el encuentro a realizarse en Santiago, se lució con interpretaciones que despertaron el reconocimiento del público.
Sonidos carperos, pimpines, huaynos, carnavalitos y hasta cumbia, se adueñaron del escenario con la presencia de Fabio Gallo, que acompañado solo de un bombo y guitarra, complementó él mismo la banda, con la ejecución de charango, teclado y bandoneón.
La convocatoria había crecido, el frío quedó en el olvido y asomó en el escenario otra de las anfitrionas, Pato "Warmi" Ramos. Con una propuesta que crece en intensidad, la cantautora recorrió distintos ritmos, logrando que muy poca gente se quede sentada, ya que el resto se adueñó de la pista de baile.
Luego fue el turno de una de las propuestas que más ha crecido en los últimos tiempos. Juan Simón, de apellido artístico, pero identidad propia, se adueñó de la última parte de la noche, con melodías que llegaron a todos los presentes; lo que redundó en que tuvo que realizar dos bises, antes de su despedida total.
La frutilla del postre fue totalmente de lujo. Lu Araya, su voz y su impronta, acompañada solo por una guitarra, cantó, bailó y se divirtió entre el público.
Aunque aún nos falta mucho para poder decir que el apoyo a nuestras artistas es total, se valora que medio centenar de personas eligieron la propuesta y la disfrutaron. De los actores culturales y del público, en convivencia y unidad, depende el crecimiento de nuestra identidad y no solo desde lo artístico.
Trago amargo
La noche festiva se tiñó de negro cuando, casi culminando la noche, el sacrificio de todos los protagonistas se vio empañado por el accionar de gente que representa la falta de valores, desde lo más profundo.
En la confianza de que el marco es amigable, con intención de colaborar con un bien común para el arte jujeño, las organizadoras dejaron un instante, breve al momento, eterno al final, una bolsa de tela, pequeña, que contenía la recaudación de la noche. Alrededor de cincuenta mil pesos, que a la realidad actual no representa un gran número, pero que a los objetivos perseguidos, suma y mucho, fueron hurtados, con descaro y sin atisbos de vergüenza, vaya a saber por quién. Nadie vio nada, nadie sabe nada. Solo queda el sabor amargo, de días de trabajo, entre producción y realización, para, inclusive, quedar en deuda, porque, como sabemos, nada es gratis.