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“No soy pobre, porque tengo la libertad”

Luis Kehoe nació en Tucumán, pero eligió una vida y un trabajo nómade.

Lunes, 03 de abril de 2023 01:29

Los artistas de manos labriegas son trashumantes por naturaleza. Los desafíos son parte de sus genes; espacios, materiales y públicos nuevos, son su destino permanente. Es así, que ese espíritu nómade trajo de regreso a la provincia al tucumano Luis Kehoe, artesano, escultor, andariego con técnica estudiada y de hacer bohemio.

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Los artistas de manos labriegas son trashumantes por naturaleza. Los desafíos son parte de sus genes; espacios, materiales y públicos nuevos, son su destino permanente. Es así, que ese espíritu nómade trajo de regreso a la provincia al tucumano Luis Kehoe, artesano, escultor, andariego con técnica estudiada y de hacer bohemio.

Llegó a Jujuy hace tres meses, proveniente de Cartagena y otros lugares del Caribe. Es la segunda vez que está en nuestra provincia, anteriormente realizó una escultura, que, al decir de él, el pueblo la cargó de controversia, que estuvo un tiempo considerable en el hotel de turismo de Tilcara. En esta ocasión, vino para hacer dos esculturas en Huacalera. Una, en el Centro de Atención Primaria de la Salud (Caps), hizo una originaria jovencita, de treinta años más o menos, amamantando a su bebé, para la cual usó hierro y cemento. Y en la entrada al pueblo, realizó un originario coya, de tres metros de altura, tocando el siku. Kehoe viaja hace diecinueve años por Sudamérica. Con todo su ir y venir, es de andar y hablar cansino. No cuenta con un espacio físico específico para quedarse. Hoteles, hostels y similares son su hogar por el tiempo que dure su producción.

La burocracia de nuestro país lo obliga a tener documento nacional de identidad, por si tiene que hacer algún trámite. “Tengo alrededor de siete documentos”, afirmó. Nació en San Miguel de Tucumán, pero casi no vuelve a su ciudad y si lo hace, permanece diez días para reencontrarse en y con sus amigos y pasa al próximo destino. Para muchos puede ser el estilo de vida soñado. Kehoe lo asume, lo disfruta, pero manifestó “en estos últimos años no dejé de viajar y a veces uno se cansa de eso. Ser una persona nómade es estresante por momentos, porque tenés que cambiar de idiosincrasia y países permanentemente, son cambios rápidos, lo tomo de una forma muy natural”. Esa trashumancia despertó curiosidad. Muchos colegas suyos le plantean el interrogante de cómo viaja, si es “un tipo pobre”, a lo cual el escultor responde “no soy pobre, soy muy rico, porque tengo la libertad.

EN EL TRIBUNO | KEHOE TUVO UNA EXTENSA CHARLA CON NUESTRO MEDIO.

Trabajo y vivo de mi espontaneidad y naturalidad. Son cosas que la gente tiene que tener”. Para lograr esa riqueza, Kehoe sacó de su cotidianeidad la duda, la preocupación y se planteó otras perspectivas de vida y felicidad. Para él, ganar bien, significa poder pagar su hospedaje y comida. Este tucumano andariego disfruta su forma de vida, pero reconoce no ser un ejemplo de nada, para nadie. “Mi vida fue bastante vertiginosa”, afirmó y lo argumenta contando que, por ejemplo, tiene tres hijas de distintas madres, que implican tres divorcios. Quizás a raíz de esas experiencias, hace unos largos años decidió viajar solo, “no me enamoro”, expresó y luego agregó que “de vez en cuando se suma un copiloto en forma de aprendiz, está conmigo dos meses y nada más, le pido que siga su rumbo. Con pareja se me complica la vida”. El escultor habla con el lenguaje del arte, el cual aprendió y desarrolló de niño, y luego perfeccionó institucionalmente.

“Pasé por todas las disciplinas, estudié teatro, escribí, dibujé, hice escenografías, hasta que descubrí la cerámica y salté a la escultura y dejé todas las otras”, dijo al respecto. Entre lo teórico y lo empírico, adquirió mucha técnica, lo que da por resultado esculturas que son monumentales, realizadas con cualquier tipo de material. Se destacan mucho, los que realiza con arena, como gorilas, cocodrilos de diez metros de largo. “Los hago en un día, a lo sumo dos días si son muy complicados”, expresó con orgullo. Sobre este material, el escultor dijo que “la arena es arte efímero. Trabajo dos días, la dejo un mes, la rompo y sigo viaje. Tiene que estar un mes o mes y medio, de eso vivo. Pongo mi mesa, fotos, un cartel, poemas, con eso viajo”. Y el ritmo de la conversación lo llevó a develar dos secretos. “Ya no dibujo, voy directamente al material.

El arte es improvisación que tiene que ver con un movimiento cósmico”, es el primero y el segundo es que “con lo único que no trabajo es con hielo, porque le tengo fobia la frío”, manifestó. Kehoe hace esculturas al lado de la vereda, en peatonales, playas o montañas. Los encuentros con los materiales y sus públicos, son imprevisibles. Tantos caminos recorridos, le otorgan un cierto grado de autoridad para plantear dicotomías, por ejemplo, desde lo político. “En Tucumán hice una escultura y tardaron tres meses en pagarme. En Bolivia me dieron un cheque para pagar hostel y comida, antes de comenzar a trabajar”, contó. El artesano tucumano reconoce haber hecho todo lo que quiso en su vida. “Hay pocos lugares en los que me falta hacer escultura. Quiero volver a Europa, a Barcelona y Málaga, a encuentros de escultores de arena”, expresó. Para finalizar, dijo que “mi mejor escultura está en Abra Pampa. Tiene años, nunca la dejo de mostrar. Fue una experiencia alucinante. Se trata de la parte onírica de ste poeta abrapampeño Domingo Zerpa”.

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