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Leyendas rockeras: los fantasmas de la casa de Luca Prodan

Una vida rodeada de misterios y rock. En el aniversario del nacimiento de Luca mirá los detalles de la leyenda.
Miércoles, 17 de mayo de 2023 15:56

Hoy cumpliría 70 años, Luca Prodan, el músico cosmopolita que triunfó en Argentina pero se crió en Escocia, huyó a Italia para luego desarrollarse musicalmente en Inglaterra.

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Hoy cumpliría 70 años, Luca Prodan, el músico cosmopolita que triunfó en Argentina pero se crió en Escocia, huyó a Italia para luego desarrollarse musicalmente en Inglaterra.

Como todo lo que refiere a Prodan, una vida surrealista colmada de un espíritu irreverente, no escapan a su historia las anécdotas paranormales que rodearon parte de su vida en Argentina.

Durante el año 1987 en Buenos Aires, Luca vivió en la casa de Alsina 451. Sobre la misteriosa casa, en muchas declaraciones de prensa dijo que, en reiteradas oportunidades y en medio de la noche, algunas entidades "venían a buscarlo, arrastrando cadenas, para llevarlo a un calabozo".

Su gran afición a la ginebra hizo dudar a más de uno sobre la veracidad de dichas apariciones. Pero casi 40 años después de su deceso, se debió romper parte de la mampostería y el piso de la casa que habitaba el músico, para reparar un caño de agua

Fue espantosa la sorpresa al encontrar que debajo del piso de la casa que habitaba Luca, se encontraban viejas mazmorras y varios esqueletos de épocas coloniales.

Aparentemente, este lugar poseía un sótano, en el cual se practicaban todo tipo de torturas.

Según el testimonio del libro "Luca Prodan: Libertad Divino Tesoro" de Oscar Jalil: "Explotaban los botellazos contra la pared mientras, cuentan, él gritaba que lo dejen en paz. “En San Telmo Luca decía que veía espíritus y fantasmas, que escuchaba ruidos y que lo querían llevar. Como 20 años después de su muerte, un día estaba en la cocina y de golpe se hundió el piso. Casi me caigo para abajo. Empecé a mirar y descubrí los túneles. Sabía que existían, pero no que ahí abajo estaban las salas de tortura. Porque después bajé y vi que había cárceles chiquitas. Eran calabozos en los que, según me dijeron, metían a los negros parados, les ponían adoquines arriba y se iban hundiendo hasta que se ahogaban. Luca siempre decía que ahí abajo estaba lleno de fantasmas, que esos fantasmas lo seguían a él y que él veía cosas. Nosotros pensábamos que era delirio hasta que pasó eso del piso y descubrimos los calabozos"

Actualmente, en esta ubicación funciona un bar rockero y museo donde diariamente se realizan tributos a Sumo y se exponen espacios relevantes donde el músico atravesó sus últimos días en la tierra.

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