"Un objetivo sin un plan, es sólo un deseo", aseguró la jujeña que hoy vive en California y disfruta de una vida como freelancer en suelo estadounidense.
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"Un objetivo sin un plan, es sólo un deseo", aseguró la jujeña que hoy vive en California y disfruta de una vida como freelancer en suelo estadounidense.
Se trata de Fernanda Agostini, una joven que trazó su sueño cuatro años atrás cuando se permitió el deseo más profundo de cambiar de país para renovar sus días con experiencias nuevas.
Y es que su decisión es un claro ejemplo de que al alcance de todos están los deseos y las proyecciones más extraordinarias, si existe una idea de que esos objetivos se cumplan.
Pero el anhelo de reescribir su historia, se inició en agosto de 2019 cuando viajó a través de un programa de intercambio cultural a Estados Unidos. "La idea era estudiar inglés un año y el programa incluía vivir con una familia americana. Antes de eso nunca había 'soñado' con vivir en otro país", explicó Agostini.
"Empecé a investigar diferentes agencias y a trabajar en el banco Galicia, después en Holcim y así es como junté plata y con ayuda de mi familia apliqué para el programa de intercambio. Al final, en junio de 2019, me recibí de licenciada en Recursos Humanos y -en agosto- emprendí mi aventura a California", aseguró.
Entonces el desafío estaba empezando a forjarse. Y con 23 años, la jujeña tenía por intención mejorar el idioma extranjero sin dejar de sumar experiencias.
No obstante, una mezcla de emociones se hizo sentir apenas llegó a tierra norteamericana.
"Fue fuerte dejar la familia, es totalmente diferente. Son lugares que uno mira en las películas, son todas estas cosas que uno se pregunta cómo serán realmente", relató Agostini. "Y de repente estás ahí y toca avanzar. Viví también en México e Italia", explicó.
La montaña rusa de emociones que sintió, no la condicionó en su intención por aconsejar a la gente que decida viajar, para que sea consciente de esa decisión. "Muchas veces es un camino muy solitario y no es color de rosas, porque se romantiza el emigrar o viajar pero realmente no es para cualquiera", contó.
Fue recibida por una familia cariñosa y cálidos carteles de bienvenida. "Iba al súper y veía cosas que miraba en las películas. Los autos, las casas, todo es diferente y de a poco me fui familiarizando", comentó Agostini quien reside en Livermore, a 70 km de San Francisco.
Durante su estadía, encontró amistad con personas de Turquía, Colombia, México y España.
"Cuando llegué pensaba sólo en disfrutar. Cada fin de semana, nos subíamos al auto y encarábamos para algún lado. A los dos meses que llegué, me fui a Hawaii y fue un sueño", dijo la jujeña que no sintió aquél "choque cultural" que caracteriza a "la frialdad yanquee". "Creo que en realidad son respetuosos, más que fríos".
Después de haber viajado y visitado otros países, la perspectiva en su vida cambió y ahora los planes de quedarse se van afirmando cada vez más.
Aprendió que no es necesario que el idioma sea perfecto; sino que lo importante radica en poder comunicarse.
Su presente la encuentra trabajando de manera remota.
"Luego de haber estado acá, tuve la oportunidad de viajar a muchos lugares y volver a Argentina y me di cuenta que quería seguir viajando y conociendo. Así que empecé a ver qué opciones habían y me metí en el mundo de freelancer. Yo pruebo de todo cuando tiene que ver con ingresos online. Desde páginas que pagan por ser micro influencer hasta vender productos online. Ahora, trabajo haciendo reclutamiento de perfiles IT, pero mediante páginas web consigo clientes de diferentes rubros", explicó la joven que se sorprende por el camino que eligió.
Ella conoció San Francisco, Los Ángeles, San Diego, Las Vegas, Nueva York y Miami pero sus viajes favoritos fueron a Hawaii. "Nunca me había imaginado estar ahí", dijo. "Otro lugar fue el parque nacional Antelope Canyon de Arizona, que me daba la sensación de la Quebrada por ser un lugar increíble", detalló.
Sin embargo, con respecto a los lugares, la jujeña no se impactó tanto al conocer el paisaje estadounidense en sí, porque existen vistas únicas en nuestro país.
"Me entra la nostalgia porque quiero compartir esto con mi familia, mis amigos y amaría que estén todos ahí viviendo esas experiencias", destacó la joven que aprende de las culturas y se vuelve más empática y tolerante.
"Cada día estoy feliz con la vida que llevo. Nunca se deja de extrañar pero también hay que hacer sacrificios para lograr lo que uno desea", finalizó.