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Una mujer en estado catatónico despertó después de 20 años

April Durrell tenía un diagnóstico de esquizofrenia y psicosis, pero un equipo médico determinó la causa origen de su estado.

Viernes, 02 de junio de 2023 21:33

La catatonia es un síndrome que aparece en personas con esquizofrenia y que puede implicar mutismo, inmovilidad motora o catalepsia. En este último caso, el afectado yace inmóvil, en aparente muerte y sin signos vitales, aunque en un estado consciente. Estos episodios pueden durar horas, días, semanas o incluso años.

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La catatonia es un síndrome que aparece en personas con esquizofrenia y que puede implicar mutismo, inmovilidad motora o catalepsia. En este último caso, el afectado yace inmóvil, en aparente muerte y sin signos vitales, aunque en un estado consciente. Estos episodios pueden durar horas, días, semanas o incluso años.

Este es el caso de April Durrell, una mujer de Estados Unidos, que ha pasado 20 años en este estado catatónico. Pero ahora, ha despertado, según relata el diario 'The Washington Post', que subraya que su caso abre a la psiquiatría nuevas puertas para abordar la esquizofrenia, un trastorno mental que afecta al 1% de la población mundial y que altera la percepción de la realidad de quien la sufre.

April Durrell era una universitaria brillante, de aquellas que no se da por satisfecha si no obtiene un excelente. Sin problemas de salud, extrovertida y apasionada. Pero en 1995 sufrió un episodio traumático, del que 'The Washington Post' no da detalles para proteger su intimidad, que la llevó a ingresar en un hospital psiquiátrico donde le diagnosticaron esquizofrenia.

April dejó de comunicarse, se encerró en su mundo de alucinaciones, dibujando en el aire lo que parecían ser operaciones de cálculo, hablando sola sobre transacciones financieras y sin poder ni siquiera bañarse sola. Era incapaz de reconocer a su familia y no permitía que nadie la tocara.

Fue una de las primeras pacientes que vio Sander Markx, actual director de psiquiatría de precisión en la Universidad de Columbia, que en 2000 era aún un médico residente. "Ella es la paciente más enferma que he visto nunca", recuerda.