Una joven pareja que reside en barrio 25 de Mayo de San Pedro realiza desde hace varios años un importante gesto solidario que beneficia a familias carentes de recursos económicos, a quienes brinda almuerzo, merienda, ropa, calzado y mercadería y todo cuanto puedan recibir como donativos por parte de gente amiga y del municipio de esta ciudad.
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Una joven pareja que reside en barrio 25 de Mayo de San Pedro realiza desde hace varios años un importante gesto solidario que beneficia a familias carentes de recursos económicos, a quienes brinda almuerzo, merienda, ropa, calzado y mercadería y todo cuanto puedan recibir como donativos por parte de gente amiga y del municipio de esta ciudad.
Aunque el anhelo de ambos es que esta acción benéfica pueda realizarse todos los días, durante la semana salen en busca de donaciones para cocinar uno o dos días, un rico almuerzo para la gente del lugar. El anhelo que guardan en su corazón es tener un día un comedor comunitario.
Romina Vera y Augusto Rojas son los protagonistas de esta historia que comenzó hace varios años en el antiguo asentamiento 25 de Mayo, único sector vecinal que se encuentra al oeste de San Pedro de Jujuy, cruzando la ruta nacional 34. Allí se asentaron familias humildes, que de a poco levantaron sus precarias viviendas para tener un espacio donde vivir. Al ver la situación de sus nuevos vecinos, los jóvenes no dudaron en comprar lo que podían con sus escasos ingresos y solicitaron ayuda al municipio para poner un merendero. La casa que recién comenzaban a construir fue el lugar propicio para realizar esta labor solidaria. Lamentablemente, al tiempo, gente de mal vivir, cuyo accionar delictivo, perjudica a los que menos tienen, se robaron todo del merendero. Vera y Rojas no bajaron los brazos, comenzaron entonces a pedir donaciones para continuar con la ayuda, y así realizaban la entrega de ropa, calzado, juguetes y mercadería, todo era distribuido entre las familias del antiguo asentamiento, constituido ya en un barrio sampedreño. Pero la manifiesta caridad hacia las familias que necesitan no se quedó en el pasado, aún hoy, habiendo pasado algunos años, ambos siguen fortaleciendo ese estrecho vínculo con sus vecinos, ayudando a paliar la difícil situación económica que afecta a todos.
Y nuestro diario llegó hasta el hogar de ellos, en momentos en que trabajan sin descanso preparando el almuerzo para la gente. Desde temprana hora encendieron el fuego de leña, ubicado en el fondo y comenzaron la preparación de un rico guiso de fideo y pollo. Cuando ya estaba listo, comenzaron a llegar niños, jóvenes, personas mayores, todos munidos con un recipiente para llevar el almuerzo a casa y poder compartirlo con sus familias.
Una vez finalizada la labor, y en diálogo con El Tribuno de Jujuy, ambos indicaron que todo nace del corazón. "No damos lo que nos sobra, aquí se comparte desde el amor y desde el agradecimiento. Es una forma de agradecer la inmensa bendición que recibimos de Dios, cuando al nacer nuestro hijo, al mes de vida debía ser sometido de urgencia a una operación del corazón que le permitiría sobrevivir. Vivimos momentos de gran angustia, todo San Pedro se unió en oración, 'Nachito' fue trasladado a Córdoba, fue intervenido y se salvó. Hoy nuestro hijito tiene cinco años, es una razón para agradecer a Dios, a la vida, a la gente que estuvo a nuestro lado", dijeron.
"Hace 8 años vivimos en este barrio, comenzamos con un merendero y al año nos entraron a robar, se llevaron todo, hasta las tacitas. Luego comenzamos con el comedor, tenemos la ayuda del municipio que nos provee mercadería para cocinar una vez a la semana. Martín es un amigo que nos ayuda con leche chocolatada y galletas, todo lo que nos da es para los chicos del 25 de Mayo. En cuanto a la ropa, aquí seleccionamos, vemos a quién le va y se entrega, también vienen a traernos mercadería y la repartimos a los vecinos que realmente necesitan", dijo Romina Vera, al tiempo de apuntar que un año, junto a su esposo se abocaron a preparar refrigerio para los chicos que venían de la zona rural a entrenar en el Club Providencia. "Veíamos que a los chicos los buscaban temprano para que vengan a jugar y estaban sin comer. En ese tiempo yo no tenía un sueldo, pero nos arreglábamos para llevarles sándwich, pizzas, choripán, gaseosas, lo que podíamos les traíamos y ese año salieron campeones. Nunca esperamos reconocimiento alguno. Pero nos hizo feliz cuando nos llamaron para agradecernos y nos entregaron una mención por haberlos acompañado".