Un sorprendente descubrimiento ha mantenido a los científicos en alerta: una punta de flecha confeccionada a partir de hierro meteorítico, un material que no se encuentra de manera natural en la Tierra. Este intrigante hallazgo fue revelado por geólogos e historiadores y ha sido objeto de un estudio publicado en el Journal of Archaeological Science en julio.
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Un sorprendente descubrimiento ha mantenido a los científicos en alerta: una punta de flecha confeccionada a partir de hierro meteorítico, un material que no se encuentra de manera natural en la Tierra. Este intrigante hallazgo fue revelado por geólogos e historiadores y ha sido objeto de un estudio publicado en el Journal of Archaeological Science en julio.
El análisis riguroso de esta punta de flecha, resguardada en el Museo de Historia de Berna, reveló la presencia de isótopos de aluminio-26, un elemento ajeno a nuestro planeta. Exámenes adicionales indicaron que los metales en la punta de flecha eran una aleación de hierro y níquel, que solo se ha detectado en meteoritos.
Si bien es altamente probable que los componentes de esta punta de flecha provengan del espacio, se cree que fue utilizada por habitantes terrestres. Para ser más precisos, como explica La Tercera, este objeto formó parte de la vida de una comunidad en Mörigen, a orillas del Lago de Biel en Suiza, durante la Edad del Bronce, aproximadamente entre 900 y 800 a.C.
¿Cómo se construyó la flecha?
El meteorito Twannberg, que impactó a menos de 8 kilómetros del lugar donde se encontró la punta de flecha, inicialmente se consideró como la fuente del material. Sin embargo, a pesar de esta teoría, los niveles de germanio y níquel en la punta de flecha no coincidían con los del Twannberg.
Al descartar el Twannberg como origen, los investigadores ampliaron su búsqueda hacia otros meteoritos que cayeron durante el mismo periodo. Este análisis reveló que un meteorito de Estonia era la fuente más plausible de la punta de flecha. Este descubrimiento subraya la existencia de un comercio significativo a lo largo de Europa Central durante la Edad del Bronce.
Un esfuerzo minucioso se ha realizado para identificar objetos hechos de hierro meteorítico en las colecciones arqueológicas de la región cercana al Lago de Biel en Suiza. Se ha identificado una única pieza elaborada con hierro meteorítico, una punta de flecha con un peso de 2.9 gramos, que data de finales de la Edad del Bronce (1900-900 a.C.) y se encontró en el lago de Mörigen, Suiza.
La punta de flecha, según lo revelado por los científicos, presenta una textura laminada que probablemente representa un patrón de Widmanstätten deformado, marcas de molienda en su superficie y rastros de alquitrán de madera.
Entre los tres grandes meteoritos de hierro IAB europeos con la composición química adecuada, el meteorito Kaalijarv (Estonia) es la fuente más probable. Este gran evento de formación de cráteres ocurrió aproximadamente en el año 1500 a.C. durante la Edad del Bronce y generó numerosos fragmentos pequeños.
Es plausible que fragmentos de este meteorito aún se encuentren en la región o que hayan sido extraídos, comercializados y transportados a otras áreas. Los científicos anticipan la posibilidad de encontrar otros artefactos arqueológicos que compartan el mismo origen de este mineral extraterrestre. Un recordatorio de cómo el cosmos y la historia de la humanidad están entrelazados de formas inesperadas.