Emilio Vargas es una de esas personas que sabe que con optimismo y esfuerzo, siempre es posible lograr todo en la vida.
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Emilio Vargas es una de esas personas que sabe que con optimismo y esfuerzo, siempre es posible lograr todo en la vida.
Con 36 años y muchos sueños por cumplir, se encuentra este joven no vidente que potencia sus demás sentidos para aplicarlos en su anhelo de un trabajo estable, a la brevedad.
Su condición visual no fue precisamente un asunto genético, sino más bien producto de una mala praxis en el momento de su llegada a este mundo. "Ser no vidente fue a raíz de que soy sietemesino y me colocaron en la incubadora donde se me quemó la vista. Tuve desprendimiento de retina, esto me pasó teniendo meses y al año quedé sin ver nada", expresó Emilio Vargas sobre su ceguera al poco tiempo de haber nacido.
Por este motivo, desde pequeño fue llevado a diferentes instituciones donde transitó su infancia. "Tuve estimulación temprana desde que tenía meses, empecé a ir a la escuela especial y después cuando tenía que empezar jardín, fui como todos", recordó. El factor visual nunca fue un impedimento para Emilio, quien con el tiempo fue adaptándose al nivel inicial en Perico, donde tuvo el acompañamiento de los maestros de la escuela especial a la que concurría, presentes para aconsejarle siempre que lo necesitara.
Acerca de lo que rememora sobre su primera etapa en la vida escolar, fue la adaptación de algunas clases para su mejor entendimiento. "Siempre me gustó Lengua y Literatura, Geografía, Ciencias naturales y sociales. Nunca con las Matemáticas me llevé bien", aseguró Vargas que no olvida que al estudiar en primaria y en secundaria, manejaba el sistema Braille para leer y formarse. Es que en aquél momento, no contaba con un grabador de voz, como ahora; pero eso no fue motivo para dejar de instruirse aunque existiera esa complejidad.
"Ahora con la computadora se simplifica todo, imprimís si querés y vas estudiando", aseguró con el fin de superarse permanentemente. Con el avance de los años, llegó el turno de estudiar una carrera en la facultar y eligió Comunicación Social porque valora el pensamiento y las conexiones con la gente.
"La experiencia en la facultad fue muy linda, en cuanto a participación e inclusión. Era de hacer todo a pulmón, me acuerdo de las clases teóricas y de los resúmenes", contó Vargas que no tuvo inconvenientes a la hora de comprender cada materia, asignatura o cátedra a lo largo de su vida estudiantil.
Capacitado en informática y en la carrera de Comunicación Social, resaltó el acompañamiento familiar que desde su primera infancia se mantuvo vigente.
"Nosotros somos siete hermanos, mi mamá y tengo un montón de sobrinos. Toda mi vida fue de un trabajo a pulmón, a veces me pasó de conseguir alguien que me lea, que me grabe y teniendo todo, uno ya puede asegurarse", comentó este jujeño que -además de la oralidad- utiliza el sistema Braille y audio para comunicarse mejor.
"Hoy en día cualquier texto se puede leer con el celular o con la 'compu', Braille sí leo pero también por audio libro. Es bueno que haya más alcance para las personas que tenemos esta condición", aseguró Vargas, anhelando concretar proyectos laborales próximamente. Como una reflexión sobre esta etapa de su vida, contempló la posibilidad de llegar a aquellas personas que tienen miedo de enfrentar dificultades similares. "Yo les puedo decir que no es tan complicado. Es difícil, pero se sale. Si me pongo a pensar más sobre las discapacidades, hay gente que no puede ver y que está en silla de ruedas; o hay personas que no ven y que tampoco pueden escuchar. Si uno lo piensa, Helen Keller estudió sin ver y sin escuchar. Entonces si ellos pudieron y nosotros pudimos, todos podemos.
Se tienen que animar a más porque se puede", sugirió como recomendación este joven que sin ver, sale adelante, agudizando más sus otros sentidos. Y es que siempre se sintió incluido tanto por su familia, como por sus profesores y compañeros ya que a través de saber escuchar, logró aprender. "Tengo un perro, 'Negrito' que me encontré hace un mes y dos gatos. Mi sueño es tener un hogar para vivir y un trabajo estable", explicó Vargas quien, además, ama la música y canta en la peatonal; incentivado por el buen ánimo y las ganas de superarse a diario.