Una sentida manifestación de fe popular que se reedita año tras año, se vivió en la festividad de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo. Este encuentro, trajo al presente la necesidad de que, más allá de todas las cosas que pasan en el mundo, es imperioso e importante poner la mirada en Dios y confiar desde la fe y desde la esperanza, particularmente, en este difícil tiempo que atraviesa la sociedad. El barrio San Cayetano, fue el escenario para la celebración que congregó a una multitud, que participó de la misa que fue presidida por el padre Marcelo Churquina,
inicia sesión o regístrate.
Una sentida manifestación de fe popular que se reedita año tras año, se vivió en la festividad de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo. Este encuentro, trajo al presente la necesidad de que, más allá de todas las cosas que pasan en el mundo, es imperioso e importante poner la mirada en Dios y confiar desde la fe y desde la esperanza, particularmente, en este difícil tiempo que atraviesa la sociedad. El barrio San Cayetano, fue el escenario para la celebración que congregó a una multitud, que participó de la misa que fue presidida por el padre Marcelo Churquina,
En su homilía, el sacerdote, se refirió a la figura de un gran santo de la Iglesia que es San Cayetano y recalcó la necesidad de conocer la historia de fe de nuestros santos, porque a veces podemos expresar nuestra devoción, nuestra piedad, nuestro amor. Podemos congregarnos a celebrar, pero no conocemos la historia de fe de quienes fueron ejemplos, llevaron una vida heroica y supieron seguir al Señor como San Cayetano.
Tras relatar la vida del santo, se refirió a la realidad que vive la sociedad. "No existe peor pobreza que aquella que en la que se priva de la dignidad del trabajo a un pueblo. Hoy, estamos pasando por una situación social realmente escandalosa. Los invito a no conformarse. Sigamos soñando con algo mejor porque se puede lograr algo mejor. Trabajemos todos, desde nuestras intenciones, desde el mayor esfuerzo. Y también los invito, desde la oración, para pedir, por intercesión de San Cayetano, un mejor trabajo, un buen trabajo y el pan de cada día”, dijo el padre Marcelo.
En otro tramo, hizo alusión al refrán que dice, “a Dios rogando y con el mazo dando”, explicando que simplemente, quiere decir pidamos e imploremos a Dios como si todo dependiera de Él, pero trabajemos, pongamos nuestro esfuerzo, como si todo dependiera de nosotros. “Hoy queremos pedirle a San Cayetano, trabajo, un mejor pan, mejor salud, mejor paz, mejor justicia, pero también un mejor pueblo. Queremos hacerlo con mucha fe, más allá que la inflación nos apriete que el desencanto de nuestros sueños rotos, nos hagan bajar los brazos. ¡Animo!, a Dios rogando y con el mazo dando”, prosiguió en su prédica.
Finalmente, apuntó que faltan días para llegar a las elecciones Paso y muchos responden que no saben a quién votar, que son todos iguales. “Sepan distinguir lo que es la opinión pública y la opinión publicitada. La opinión pública, siempre lo repito, es lo que realmente nosotros sabemos y pensamos de aquellos que están postulándose. La opinión publicitada es lo que se nos muestra y se nos quiere hacer pensar. No estoy haciendo política, simplemente, es pedir que cada uno tome un rol activo desde su deber ciudadano porque su decisión también tiene consecuencias. El hecho de no hacerse cargo de su deber, es ya ser parte del problema. Animo a la gente mayor a usar las redes, hay muchos sitios serios donde informarse sobre los candidatos y a los más jóvenes para que indaguen, pregunten, busquen, lean. Hay que hacerse parte de esto porque creo que nuestro deber ciudadano es importante. No se olviden y recuerden, a Dios rogando y con el mazo dando”.
Finalizada la misa, comenzó la tradicional procesión con la imagen del santo patrono, que recorrió varias arterias del sector vecinal. Al llegar al altar, el padre Marcelo bendijo las imágenes, las estampas y el pan que llevaron los devotos. Un momento emotivo se vivió ante gesto de generosidad al compartir el pan bendecido que cada familia o persona llevó en sus manos, porque desde las familias más humildes se pudo ver ese gesto entregado desde el corazón haciendo la ofrenda del pan en el compartir como comunidad y como familia de Dios.