Según el portal argentina.gob.ar, la web oficial del Estado argentino, nuestro país tiene 9.376 kilómetros de fronteras terrestres y fluviales con cinco países. Por su parte, el Norte Grande convive con Chile, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay (la pequeña porción de tierra del sur correntino en Monte Caseros), en donde las poblaciones a un lado y otro del límite internacional desarrollan sus vidas como en otros puntos del país. Sin embargo, algunos factores entran en juego cuando se analiza la ubicación geográfica de las ciudades y pueblos de frontera.
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Según el portal argentina.gob.ar, la web oficial del Estado argentino, nuestro país tiene 9.376 kilómetros de fronteras terrestres y fluviales con cinco países. Por su parte, el Norte Grande convive con Chile, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay (la pequeña porción de tierra del sur correntino en Monte Caseros), en donde las poblaciones a un lado y otro del límite internacional desarrollan sus vidas como en otros puntos del país. Sin embargo, algunos factores entran en juego cuando se analiza la ubicación geográfica de las ciudades y pueblos de frontera.
Argentina cuenta con comunidades fronterizas que poseen características diferentes. Las hay capitales de provincia, como Posadas, Misiones; con desarrollo comercial, como el que se presenta en La Quiaca; eminentemente turística, con Puerto Iguazú con las Cataratas en el río que le da el nombre a la ciudad.
Sin embargo, ¿cómo subsisten económicamente cuando las oportunidades laborales legales escasean? ¿De qué manera se desarrolla lo cultural?, cuando del otro lado de la frontera se habla otro idioma o el mismo, pero con otro acento. Esos y otros interrogantes intentó desentrañar la periodista Lucía Salinas en su libro “Fronteras”.
El Matutino de El Tribuno Plus, dialogó con la autora, que durante un año y medio investigó la vida en la frontera norte de nuestro país. “La idea central de 'Frontera' era algo más centrado en lo delictual que transcurre allí, pero cuando comencé a viajar y conocer estos lugares, la verdad que me encontré con una realidad mucho más amplia, más compleja y con historias sumamente interesantes. Y este libro, que tiene su versión documental, busca amplificar esas voces y dar a conocer todo este entramado que es mucho más amplio que lo que ocurre en materia delictual”, aseguró Salinas.
Una región del país que, en muchas ocasiones, es etiquetada de delictiva y sin la mirada puesta en cuestiones referidas a la vida cotidiana de sus poblaciones. “Fronteras viene a visibilizar una porción muy grande e importante de nuestra Argentina que, a veces, se torna invisible, sobre todo, para las grandes ciudades, que se vuelve ajena, distante, pero que es parte de la realidad de nuestro país. Las historias con las que me encontré fueron diversas, de cada una de estas provincias, sea Jujuy, Salta, Corrientes, Misiones, todas ellas con un factor geográfico determinante”, continuó la autora.
Son lugares “Con una realidad sumamente compleja, que es puerta de ingreso tanto para el tráfico de drogas como para el contrabando. Pero que no puede ser mirada esa frontera por este único factor, sino que nos encontramos allí con una vida diaria, cotidiana, que también tiene una riqueza cultural enorme por esta vida tan compartida de las comunidades de los países vecinos. Entonces, la idea de frontera se vuelve un poco difusa”, analizó Salinas en El Matutino.
El libro, de la editorial Leamos, es digital y, por ahora, se puede bajar de manera gratuita a través de la página bajalibros.com. En el mismo, hay un código QR que lleva al documental, que también está en Youtube. Al final de cada capítulo del libro, otro QR conduce a las galerías de imágenes de las fronteras recorridas por Lucía Salinas.
“Esta idea de la frontera que separa o que divide no es tal”
Es una de las frases que dejó la autora en su paso por El Matutino de El Tribuno Plus. Hace referencia a la normalidad con la cual viven los habitantes de los “bordes del territorio” nacional en su cotidianeidad.
“Me encontré con comunidades que se sienten más hermanadas o identificadas con las ciudades vecinas, sea de Paraguay, Bolivia, Brasil en el caso de Misiones en Bernardo de Irigoyen. O en el caso de Itatí (Corrientes) con Paraguay, donde comparten fiestas patronales, del Día de la Tradición, la cultura, la música, lo que los enriquece, y eso también habla de un tipo de Argentina que es importante visibilizar”, subrayó con respecto a la vida diaria.
Además, “esta idea de la frontera que separa o que divide no es tal, hay una vida cotidiana en este cruzar, en este ir y venir al país vecino por una calle, por una quebrada, cruzando un alambrado , cruzando el río Paraná, que también moldea un tipo de comunidad y que les proporciona un tipo de riqueza particular y esa mirada también me interesó volcarla en ‘Fronteras’. Porque me parece que es parte y uno no solo puede hablar del delito sin tener en cuenta todo esto que también es muy valioso en lo cultural que allí transcurre”.
“Acá hay mucha gente que desde la honestidad hace legal lo ilegal”
Las palabras pertenecen a Mario, un habitante de la localidad salteña de Aguas Blancas, en la frontera con Bermejo, Bolivia, del otro lado del río homónimo. “Ve que esta realidad no cambia y él lo que plantea es, ‘acá hay mucha gente que desde la honestidad hace legal lo ilegal’. Ese es un dilema con el que viven muchas personas. Entonces, ahí me parece, ‘Fronteras’ lo que busca es hacer como una mesa de debate pública. Hay muchas comunidades postergadas que se sienten en el olvido. Hay sectores de esa frontera donde uno pisa y no sabe muy bien si pisa territorio argentino o territorio boliviano o brasilero, paraguayo. Esas complejidades, que son características e estas zonas, merecen nuevos debates sobre cómo combatir esta situación, sobre cómo brindar oportunidades”, explicó Salinas.
Las grandes organizaciones aprovechan la vulnerabilidad económica de habitantes de la frontera para proveerse de mano de obra y así cruzar mercancía de un lado a otro de un río o de la línea imaginaria en las fronteras “secas”. Se trata de personas que al final del día ganan $15 mil o $20 mil luego “de transitar con cargas enormes sobre sus espaldas hasta diez veces por día, nos contaban algunos”, narró Salinas.
A lo que agregó los obstáculos que encuentran los bagayeros o paseros en la frontera y deben ser superados para desarrollar la actividad. “Con la plena consciencia de que viven de una actividad ilegal y que están todo el día intentando sortear los controles de la fuerzas federales para no quedar detenidos, intentando no terminar en un expediente judicial y, recorrer estos lugares, ya sea la zona de La Quiaca-Villazón o estos pasos ilegales en Salvador Mazza como también en Aguas Blancas o lo que ocurre en la selva misionera, que no son terrenos sencillos”, describió.
“Charlamos con un grupo de jóvenes en Aguas Blancas, y uno de ellos planteaba ‘yo vi a mi mamá trabajar de esto toda la vida y aprendí a hacerlo de ella’. Entonces, ahí también hay una cosa arraigada, naturalizada que no es de un Gobierno, de una gestión, sino que claramente data de una deuda que los Estados tienen hace muchísimas décadas con una gran parte de los argentinos”, indagó.
Para finalizar, Lucía Salinas destacó lo que sintió mientras realizaba la tarea de investigación periodística. “Hay algo que me llamó mucho la atención para bien, hay algo de ‘Fronteras’ que fue transformador en lo personal y en lo periodístico, inicialmente, que fue romper con mis prejuicios planteados desde el conocimiento. Uno, desde la distancia puede teorizar mucho, pero cuando pisa el territorio, la realidad va cambiando o nos va dando más herramientas para intentar comprender lo que pasa allí”.