Pese a que la Argentina desde el año 2012 fue declarada libre de transmisión vectorial de chagas, es decir, a través de la picadura de la vinchuca infectada con el parásito Trypanosoma cruzi, en Jujuy -como también en otras provincias-, todavía hay registros de transmisión vertical que se da de madre a bebé, ya sea durante la gestación o en el parto.
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Pese a que la Argentina desde el año 2012 fue declarada libre de transmisión vectorial de chagas, es decir, a través de la picadura de la vinchuca infectada con el parásito Trypanosoma cruzi, en Jujuy -como también en otras provincias-, todavía hay registros de transmisión vertical que se da de madre a bebé, ya sea durante la gestación o en el parto.
Es por este motivo que la provincia se mantiene expectante ante el desarrollo de una nueva vacuna argentina de uso nasal contra el chagas que está desarrollada a partir de ingeniería genética y que no sólo será de uso preventivo, sino que también terapéutico.
En diálogo con El Tribuno de Jujuy, el médico infectólogo Gustavo Echenique confirmó que "pese a que hoy estamos libres de transmisión vectorial, en Jujuy hay registro de transmisión vertical, es decir, de la madre embarazada al hijo en cualquier momento del embarazo dado que Jujuy es una provincia con una fuerte carga epidemiológica de chagas al igual que Salta y Tucumán".
Actualmente en el mundo hay entre 6 y 8 millones de personas infectadas por el Trypanosoma cruzi y en Argentina hay aproximadamente 1.500.000 infectados, de ellos entre 350.000 y 500.000 desarrollaron complicaciones cardíacas debido a la enfermedad y se estima que alrededor de 7 millones de personas están en riesgo de contraerla.
Un 80% de las personas infectadas no desarrolla sintomatología, es decir que pueden tener la serología positiva, pero sin impacto a nivel del corazón ni del intestino que es donde generalmente ataca el parásito en cuanto a procesos inflamatorios, principalmente.
El otro 20% puede tener síntomas, pero sobre todo pueden tener impacto en lo que se denomina cardiopatía chagásica o el megacolon chagásico. Con estos porcentajes se puede inferir que este parásito no es controlado en un 100% y sólo con ese 20% de la población detectada se puede registrar el impacto clínico que produce esta enfermedad en las personas.
Es ante esta situación epidemiológica y al tratarse de una patología que está dentro de las 20 enfermedades desatendidas a nivel mundial, que el también presidente de Colegio Médico de Jujuy destacó el trabajo del equipo de investigadores argentinos liderado por el doctor Emilio Malchiodi que en 2019 empezó a trabajar en el desarrollo de la vacuna nasal Cruzivax que podrá revertir la realidad para siempre.
"Con la vacuna Grierson contra el Covid, ya son cuatro las vacunas argentinas en proceso, por lo que para nosotros es un orgullo tener científicos que desarrollen productos que van a tener un impacto a nivel mundial dado que el chagas tiene una altísima presencia epidemiológica en muchos países de América y del mundo", consideró.
En este contexto, destacó que "este equipo de investigación está desarrollando también una vacuna argentina para la fiebre amarilla y otra para leishmaniasis que es también una enfermedad endémica en varias provincias y Jujuy no escapa a esa situación epidemiológica", indicó al tiempo que explicó que la leishmaniasis es producida por un parásito de la misma familia del Trypanosoma cruzi, a través de un vector que es un mosquito llamado Lutzomyia y que en el norte de la provincia se lo conoce como "torito".
Características de vacuna
La vacuna nasal contra el chagas consiste en una proteína recombinante producida en bacterias (obviamente purificadas); un adyuvante de última generación llamado dAMP cíclico y un líquido donde están suspendidos ambos.
Tras haber sorteado las primeras fases de prueba en ratones, se la está estudiando en otros modelos animales y en dos años o menos estaría en condiciones de probarse en humanos. Y es durante esta fase que se podrá determinar la dosificación, periodicidad y rango etario.
Cruzivax es un proyecto financiado en su mayor parte por la Comunidad Europea pero desarrollado de manera integral entre la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral de UBA/Conicet, con la colaboración de la Facultad de Medicina de la UBA y el Instituto de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Médica.
"Este es un gran avance de la investigación argentina porque es de uso preventivo y terapéutico, es decir, también para las personas ya infectadas", concluyó Gustavo Echenique.
Instan a la detección temprana
Debido al número elevado de personas en riesgo de sufrir esta enfermedad en el país, la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) recomendó a quienes viven en zonas endémicas o tienen un familiar infectado, realizar una consulta médica con el fin de constatar si también contrajeron la dolencia y así prevenir los trastornos cardiológicos graves que puede ocasionar la infección a largo plazo.
“La cifra de potenciales contagiados incluye tanto a quienes están infectados y aún no lo saben, como a aquellas personas que, por tener un familiar directo con la enfermedad o vivir en una zona endémica, existe la posibilidad de que en algún momento se contagien. Todos ellos deberían evaluar la posibilidad de hacerse un estudio para prevenirla o diagnosticarla antes de que aparezcan los síntomas”, explicó el doctor Ahmad Sabra, médico cardiólogo, especialista en clínica cardiológica y terapista, director del Consejo de Chagas de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Para saber si una persona contrajo la enfermedad, debe realizarse un estudio serológico específico para chagas, es decir un análisis de sangre que detecta los anticuerpos que generó el organismo a causa de la presencia del parásito que causa la enfermedad, el Trypanosoma cruzi. En los individuos sin síntomas, existen diferentes técnicas para detectar anticuerpos específicos de Chagas, entre los que se destaca el test de Elisa; el Consenso de la SAC recomienda, en todos los casos, realizar más de una prueba. Si el análisis resulta positivo, “en niños de hasta 13 años el tratamiento antiparasitario es curativo, porque elimina el parásito del organismo; posterior a esta edad disminuye la posibilidad de realizarlo”, apuntó el doctor Damián Holownia, médico cardiólogo.