El fin de semana pasado la ruta 68 se convirtió en el escenario de un episodio que bien podría haber sido sacado de una película de humor negro. Un control de tránsito rutinario en El Carril se transformó en un verdadero show cuando un hombre, notablemente pasado de copas, decidió protestar de la manera más insólita: tirándose en medio de la carretera, como si fuera una especie de mártir.
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El fin de semana pasado la ruta 68 se convirtió en el escenario de un episodio que bien podría haber sido sacado de una película de humor negro. Un control de tránsito rutinario en El Carril se transformó en un verdadero show cuando un hombre, notablemente pasado de copas, decidió protestar de la manera más insólita: tirándose en medio de la carretera, como si fuera una especie de mártir.
Todo comenzó cuando los agentes de tránsito detuvieron la camioneta en la que viajaba el protagonista de esta tragicomedia junto a su esposa y su hijo. La mujer, que estaba al volante, “no pudo presentar el comprobante del seguro del vehículo”, lo que llevó a que se le retuviera la licencia de conducir, tal como establece la ley. Fue en ese momento cuando su marido, en un rapto de indignación etílica bajó del vehículo y montó una escena digna de un premio a la sobreactuación.
Entre gritos, improperios y argumentos poco sólidos "tengo el seguro pago, me lo descuentan todos los meses de mi sueldo en la Municipalidad de Salta”, el hombre se arrojó dramáticamente sobre la cinta asfáltica, ignorando por completo que el tráfico seguía su curso y que su espectáculo ponía en riesgo no solo su propia integridad, sino también la de los conductores que pasaban por allí.
El personal de tránsito intentó calmar la situación, pero la cosa se puso más tensa cuando el hombre, haciendo gala de su mejor repertorio de amenazas y lamentos, sacó a relucir una última carta: "Déjenme en paz, tengo un hijo discapacitado en la camioneta". Una jugada desesperada que, lejos de convencer a los oficiales, solo sumó un nuevo nivel de absurdo a la situación.
Ante el peligro inminente de que el hombre pasara de la actuación dramática a una tragedia real, la policía tuvo que intervenir, persuadiendo al sujeto, para sacarlo de la carretera y restablecer el orden. Finalmente, su esposa pudo continuar conduciendo, con su hijo a bordo y su marido todavía mascullando que todo era una injusticia. Eso sí, la licencia quedó retenida hasta que pudieran demostrar que efectivamente tenían el seguro en regla, porque la bendita señal del celular decidió sumarse al caos y no permitirles mostrar el comprobante en la aplicación.
Afortunadamente, no hubo heridos, pero sin dudas hubo un montón de testigos que todavía deben estar preguntándose si lo que vieron fue real o una escena perdida de "Relatos Salvajes".
El operativo de tránsito en la Ruta 68, a la altura de uno de los accesos a El Carril, se convirtió en una escena insólita que duró exactamente 4 minutos y 48 segundos. El hombre, indignado por lo que consideraba una "injusticia", decidió protestar de la manera más peculiar: todo quedó inmortalizado.
Simón Tolaba, director del área, explicó: "La situación comenzó cuando el hombre, en estado de ebriedad, se bajó del vehículo para protestar por la documentación de su esposa, quien era la conductora". Sin posibilidad de presentar el seguro en ese momento, los agentes actuaron conforme a la ley, lo que desató la reacción exagerada del sujeto.