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Emilia pide disculpas porque, de la emoción, se le entrecorta la voz cuando recuerda las gestiones de varios años que realizó para que los 650 chicos guaraníes de la comunidad Yacuy -ubicada 15 kilómetros al norte de Tartagal y que marca el límite con el municipio de Aguaray- tengan un flamante comedor y una cocina totalmente equipada, donde las madres de la propia comunidad cocinan diariamente tanto para los niños de nivel primario de la escuela N° 4100 como para los chicos que asisten al colegio secundario.
Ayer por la mañana, los niños, los padres, los dirigentes comunitarios, la propia directora Emilia Balderrama y el intendente de Tartagal, Franco Hernández Berni, inauguraron ese espacio que sumará dignidad y mejor calidad a ese momento tan importante que los niños comparten todos los días.
“Yo estoy muy agradecida porque este es un sueño cumplido”, expresó Emilia, que llegó a esa escuelita ubicada a la vera de la ruta nacional 34 hace 28 años. “Era una sola división por grado y hoy tenemos un montón de chicos, porque los 650 que usarán el comedor son todos de esta comunidad. Nosotros somos guaraníes”, afirma orgullosamente esta docente que no deja de agradecer “al intendente Franco Hernández y al gobernador Gustavo Sáenz, porque son ellos los que decidieron hacer esta inversión que a toda la comunidad nos da tanta alegría”.
La construcción del comedor -totalmente equipado con sillas y mesones- junto a la cocina, que cuenta con una cocina industrial y todo lo necesario, forma parte de un proyecto conjunto entre el municipio y la provincia, en el marco de un programa de mejoramiento de escuelas públicas en toda la extensa geografía del municipio de Tartagal. En diferentes comunidades también se están construyendo aulas nuevas “en un municipio que nunca deja de crecer y que demanda más servicios, entre ellos más espacios donde los chicos puedan estudiar y comer de la manera más digna, como cualquier otro niño que asiste a una escuela del ejido céntrico”, precisó.
Emilia relata que, hasta ahora, “los chicos comían en las aulas y esto es incómodo; es una pérdida de mucho tiempo porque después había que limpiar, y eso le quitaba tiempo a las horas de enseñanza y aprendizaje. Por años hemos tenido el fueguito en el patio, poníamos la parrilla encima y las ollas, pero ahora contamos con una cocina industrial, con cilindros de gas, así que todo será más sencillo para las señoras que trabajan en la cocina”. Pero -aclara Emiliz- el horno de barro va a seguir funcionando, para que allí las mamás sigan haciendo el pan casero.
Contar con espacios adecuados, respetando las pautas ancestrales de un pueblo originario como el guaraní -que tanto le dio a la cultura norteña- es también una forma de asegurar que esas prácticas tan ricas en tradición no se pierdan, y que por el contrario, sigan siendo parte de la cosmovisión de los pueblos del norte.
“Junto al gobernador Gustavo Sáenz estamos trabajando para mejorar la calidad educativa y los espacios para las niñas y niños. Logramos hacer realidad un sueño de muchos años, con un Estado eficiente, presente, erradicando las desigualdades.”
Franco Hernández Berni, intendente de Tartagal