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Una adolescente de 15 años fue rescatada durante la madrugada en Salvador Mazza luego de arrojarse del puente Guandacarenda. El dramático episodio ocurrió en la zona este del puente, y movilizó a personal policial, bomberos, agentes de tránsito y vecinos que presenciaron la escena. La menor fue trasladada de urgencia al hospital local y luego derivada al hospital Juan Domingo Perón de Tartagal.
La joven, identificada como Brisa, es alumna de la Escuela de Comercio Antártida Argentina y, según relató su familia, había sido víctima de bullying persistente por parte de sus compañeros del turno tarde. Su madre denunció públicamente que había solicitado en reiteradas oportunidades el cambio al turno mañana, pero la dirección del establecimiento educativo nunca accedió.
“Mi hija tiene las dos piernitas quebradas. Esa directora no me la quiso cambiar a la mañana, y por eso mi hija se quiso quitar la vida. Sufrió bullying en ese colegio”, expresó la madre visiblemente afectada, en declaraciones recogidas en el lugar del hecho. “Yo hablé con la directora, con la vicedirectora, con todos. Hasta el intendente les pidió que le cambien el turno, pero no le hicieron caso”, agregó.
Brisa fue rescatada consciente, aunque con severas lesiones en ambas piernas debido al impacto de la caída. Según testigos, cayó “casi de parada”, lo que provocó fracturas múltiples. Durante el operativo, se vio a la joven ser asistida por personal médico mientras su madre la acompañaba en todo momento, desesperada pero agradecida de que su hija haya sobrevivido.
La ambulancia partió rumbo a Tartagal pasadas las 00.05, con Brisa y su madre a bordo, acompañadas por personal de salud. “Va a necesitar un tratamiento psicológico urgente. Esto no puede volver a pasar. Las autoridades de la escuela tienen que hablar con los padres de los chicos que le hacen bullying”, manifestó un familiar en el lugar.
Este caso reaviva el debate sobre la responsabilidad institucional frente al acoso escolar. La familia insiste en que hubo advertencias previas, pero que no fueron tomadas en serio. “Mi hija no quiso morir. Quiso escapar del dolor que sentía. Y ese dolor se lo causaron en la escuela”, concluyó su madre.
El caso generó conmoción en Salvador Mazza y expuso una vez más la necesidad urgente de políticas efectivas contra el bullying en las instituciones educativas. Mientras Brisa inicia su recuperación física y emocional, su historia se convierte en un pedido desesperado de escucha, empatía y acción.
Fuente VideoTar