Los días de apretones de manos, sonrisas y abrazos terminaron. El presidente Javier Milei regresó ayer de los Estados Unidos y enfrenta una semana clave con las secuelas del criptoescándalo, la preparación de su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso y debe decidir si finalmente nombra por decreto a Ariel Lijo y a Manuel García Mansilla como nuevos jueces de la Corte Suprema.
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Los días de apretones de manos, sonrisas y abrazos terminaron. El presidente Javier Milei regresó ayer de los Estados Unidos y enfrenta una semana clave con las secuelas del criptoescándalo, la preparación de su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso y debe decidir si finalmente nombra por decreto a Ariel Lijo y a Manuel García Mansilla como nuevos jueces de la Corte Suprema.
Las reuniones con su homólogo norteamericano Donald Trump, el jefe del Departamento de Eficiencia de la Casa Blanca (DOGE), Elon Musk, y la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, le dejaron una sensación de satisfacción. Pero ahora eso ya es pasado.
Mientras en la oposición se intensifican los contactos para crear, después del 1 de marzo, una comisión que investigue el escándalo cripto (después del fracaso del intento de la semana pasada), en el Gobierno están más preocupados por la reacción de los mercados que por las causas judicial por presuntas estafas que se abrieron en el país y en los Estados Unidos, y menos aún por los pasos que dé la oposición política en el parlamento.
En cambio las dos vacantes en la Corte Suprema sí lo desvelan: tiene hasta este viernes para decidir si designa en comisión al polémico juez federal Ariel Lijo y al académico de la Universidad Austral, Manuel García Mansilla. Si no lo hace hasta ese día, el sábado 1 se abre el período de sesiones ordinarias del Congreso y volverá a ser facultad del Senado dar acuerdo o no a los candidatos que le presente el Poder Ejecutivo para integrar el máximo tribunal.
Según trascendió el fin de semana, la decisión de nombrarlos por decreto estaría tomada, aunque sin fecha confirmada. "La idea es que los se firmen los dos decretos esta semana", dijo una fuente del Gobierno.
Si bien Lijo se negaba a ser nombrado en comisión en la Corte porque debía renunciar a su juzgado y su cargo no tendría estabilidad, ahora no rechaza la propuesta de la Casa Rosada.
Pero aunque Milei ocupe las dos vacantes en la Corte Suprema por decreto, la polémica por los postulantes, especialmente Lijo, no termina. El peronismo en el Senado amenaza con rechazar los pliegos de los candidatos si son nombrados en comisión por el Presidente.
Es que la postulación del juez federal es lo que más rechazos cosechó desde que surgió su nombre: un sector de la oposición objeta que ingreso al máximo tribunal del país, y lo mismo pasa con los bloques dialoguistas. Incluso el presidente del PRO, Mauricio Macri -un aliado del Gobierno-, es un férreo opositor a la llegada de Lijo a la Corte Suprema.