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A solo dos semanas de la asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, el inicio de la guerra comercial lanzada por el mandatario, que busca subir los aranceles para las importaciones de China, México y Canadá, entre otros países, provocó el derrumbe de los mercados de Asia y Europa. Las bolsas europeas cayeron y el euro se depreció frente al dólar.
El anuncio sobre nuevos aranceles tuvo su impacto en el mercado local que se tradujo en la suba del dólar. El oficial cotizó a $1.034,25 para la compra y $1.074,25 para la venta. Mientras que el blue se mantuvo sobre los $1.220, y la brecha se ubicó en el 16%.
Además, se registraron bajas en los activos argentinos. Ante esta situación, el ministro de Economía Luis Caputo, buscó llevar tranquilidad. El Gobierno apostó a sostener la confianza de los inversores, al ratificar que no se apartará de los principales ejes implementados por la administración libertaria, hasta ahora eficaces para bajar la inflación y equilibrar la macroeconomía local.
A través de un mensaje en las redes, Caputo dijo: "Algunos preguntando por el contexto internacional. Siempre contemplamos la posibilidad de que haya shocks externos, como el que estamos viendo en este momento. El mejor antídoto contra esto es garantizarles a los argentinos que este Gobierno nunca se va mover un centímetro del orden fiscal y monetario que llevamos adelante desde el día uno". Y agregó que se seguirá "combatiendo el excesivo gasto público para conseguir el mayor superávit posible y continuar bajando impuestos".
La caída en las bolsas mundiales se produce como reacción a la suba de aranceles que pretende aplicar Trump, que provocaría un fuerte impacto negativo sobre el comercio mundial. Esta situación de incertidumbre a nivel internacional, coincide con el comienzo de una nueva etapa del esquema cambiario del Gobierno de Javier Milei, con un avance del tipo de cambio más lento y la búsqueda de apuntalar la desaceleración de la inflación.
Efectos en la Argentina
Para la Argentina, esta situación tiene dos efectos. Por un lado, si las tasas internacionales se mantienen altas, se necesitará un riesgo país cada vez más bajo (actualmente en 635 puntos) para volver al mercado de capitales a refinanciar la deuda. Por otro lado, la devaluación de las monedas de los países emergentes generará que la Argentina se vuelva más cara comparada con esas economías, lo cual afectará el comercio de los productos locales hacia esos mercados. También implicará que importar bienes de otros países será más barato, lo que generará mayor presión sobre los productores locales.
Otro pago al FMI resiente las reservas
En una decisión que volverá a resentir fuerte las reservas del Banco Central, la Argentina pagó ayer un vencimiento de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por US$640 millones. El desembolso se produce en momentos en que la autoridad monetaria sufre un drenaje de divisas a pesar de las fuertes compras realizadas durante enero.
El mercado viene siguiendo de cerca las dificultades que tiene el Gobierno para acumular reservas, en medio de la fuerte salida de dólares provocada por el turismo al exterior y por destinar divisas a contener los tipos de cambio financieros.
El pago será el primero al FMI en 2025, un año en el que vencen US$2.500 millones, y los intereses corresponden al programa acordado por Alberto Fernández en 2022 para pagar el préstamo de US$44.000 millones que se le otorgó a Mauricio Macri en 2018.
El Gobierno continúa negociando un nuevo programa con el FMI, y aspira a lograr fondos frescos por unos US$11.000 millones. El FMI exige un ajuste fiscal mayor al aplicado por Milei, pero ve con desconfianza el atraso del tipo de cambio.