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El momento del pesaje es historia, lo que importa de ahora en más es lo que pase esta noche en el cuadrilátero del Turning Stone Resort & Casino de Verona, en Nueva York, donde el argentino (salteño por adopción), Carlos “el Potro” Abregú buscará sortear con éxito una difícil prueba eliminatoria ante Thomas Dulorme. Se medirán a una distancia de 12 asaltos en la categoría welter. A partir de las 22 transmitirán HBO y Combate Space.
A la hora de afrontar la báscula el marco era digno de una pelea estelar como solo las grandes cadenas televisivas (en este caso HBO) saben ofrecer. Show de por medio, la sala del hotel neoyorquino estuvo repleta de periodistas de todo el mundo. El Potro subió a la balanza y acusó un peso de 147 libras (66,600 kg), luego fue el turno del rival quien excusó un registro de 146 libras (66,200 kg). En el primer reto para los dos pasaron la prueba sin problemas, lo que habla en principio que el mundo boxístico y la afición en general estarán ante dos profesionales de verdad. Luego de subir a la balanza llegó el momento de mirarse, por primera vez, cara a cara. Los flashes desde todos los ángulos se apoderaron de uno de los momento más explosivos de la tardenoche en Nueva York. Con ganas de comerlo vivo, de romperle todo y cada una de sus partes, el Potro registró su presa y esta noche saltará al ring para terminar con su objetivo.
El combate de esta noche no será uno más para ninguno de los dos, aunque el puertorriqueño haya señalado que “se entrenó como siempre”. Se trata de la pela más importante que ambos tendrán en su carrera. Si bien Abregú (33-1-27 KO) peleó en Estados Unidos nada menos que ante Timothy Bradley, fue un combate donde el múltiple campeón mundial empezaba a probar una nueva categoría. El Potro perdió por puntos con una de sus manos lesionadas.
Para Dulorme (16-0-12 KO) tampoco será una pela más, el universo pugilístico espera saber cómo responderá ante las garras del Potro, ante la potencia de un “pegador en serio”, como señalo Gary Shaw, su promotor. Llegó el momento de la verdad, el combate que Abregú estuvo esperando desde hace tiempo.