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De mujeres extraordinarias. De eso se trata. De reconocer su labor y sus personalidades, su aporte a nuestra provincia, su para nada desapercibido existir. Esta tarde se homenajeará a diez salteñas destacadas en el marco de “El Senado de la Nación al Mérito de la Mujer Salteña Premio Lola Mora”. El acto se realizará a las 18, en el salón Azul del Senado de la Nación.
El reconocimiento será para Ernestina Acosta por su labor en servicios comunitarios y docencia; Fanny Ceballos de Marín recibirá la distinción por su labor como docente, dirigente política, cultural y su defensa por los derechos cívicos.
En el listado de las diez también está Amanda Corbalán por su carrera como docente rural y amplia labor comunitaria; a Ana María Guía de Villada se la reconocerá por su labor profesional y valores cívicos. Silvina Isasmendi se destaca, según los organizadores, por su trabajo con discapacitados y su ayuda a vecinos.
Susana Martorell de Laconi se destaca como investigadora en el área educativa, Beatriz Molina Bergman por su trabajo social y docencia en el interior de la provincia. A María Julia Palacios le reconocen sus valores como investigadora y docente y a Marcela Quintana su trabajo solidario y promoción de los artesanos.
Fueron elegidas por unanimidad por un tribunal compuesto por Carmen Martorell, Mercedes Puló, Cristina Garros Martínez, Leonor Navamuel, Silvia Varg de Nioi, Miguel Ángel Basombrío y Néstor Salvador Quintana.
El premio fue establecido mediante un proyecto de resolución de autoría de los senadores nacionales Juan Carlos Romero y Sonia Escudero.
Artista salteña con otras facetas
Una gran salteña. Pese a que hay discusión sobre su origen, existen documentos probatorios que indican que Lola Mora nació el 17 de noviembre de 1866 en El Tala, en Salta.
Estudió arte y fue una gran artista. Fue una virtuosa de la escultura. Pero tuvo otras facetas. Lola Mora, cuyo nombre era Dolores Mora Vega de Hernández, dedicó sus últimos años al petróleo y a la minería. Con respecto a la minería realizó prospecciones y pidió numerosos cateos a su nombre en criaderos de azufre, cobre, oro, hierro, y otros metales en la Puna salteña, más concretamente en Cobres y los volcanes de la cadena del Quevar. Algunos de esos expedientes se conservan en el Juzgado de Minas de Salta.