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Indignación, bronca y una fuerte desconfianza en la justicia fueron las primeras sensaciones que se vivieron anoche tras conocerse que los trece imputados por la desaparición de Marita Verón habían sido absueltos.
“El fallo es una vergüenza para la Aregntina y voy a pedir el juicio político para los magistrados que absolvieron a todos”, señaló anoche Susana Trimarco, la madre de Marita. La candidata al Premio Nobel de la Paz agrególos imputados “están condenados por toda la sociedad y eso es muy importante”.
A diez años de su desaparición, y en una clara muestra de ineficiencia judicial, el caso quedó sin ningún preso y sin una prueba concreta del destino Marita. Las irregularidades sobrevolaron durante toda la tarde en la sala donde se dio la sentencia en Tucumán. En un vergonzoso e inexplicable hecho, pese a que la sentencia estaba prevista para las 16.30 horas, la resolución recién llegó pasadas las 21. Eso, indignó a buena parte de los asistentes.
Desde la Justicia argumentaron un problema de “organización”, pero nunca terminó de quedar claro el porqué de semejante retraso. Mientras, ofuscada vía Twitter, la madre de la joven desaparecida dijo: “Me están haciendo lo mismo que me hacían hace 10 años con Micaela (hija de Marita) en brazos”. Horas antes de la sentencia, los cuatro principales imputados tuvieron la palabra. Todos se declararon inocentes. Al mismo tiempo, los nueve restantes, negaron su participación en el secuestro. La estrategia de la defensa fue concreta. Se basaron en descalificar a los testigos, y en todos los casos pidieron que se absuelva a sus clientes.
Asimismo, a lo largo de las deliberaciones, quedaron expuestas, además, las deficiencias en la investigación policial y judicial en este caso y los vínculos con políticos, que afectaron el resultado de toda pesquisa y no se descarta que pueda derivar en la apertura de nuevas causas penales.
Es que pese a la sentencia de la Justicia se desconoce el destino de la joven tucumana. Por el juicio, que tardó más de diez meses, pasaron 130 testigos entre las que hubo declaraciones de mujeres de identidad reservada por haber sido víctimas de la trata de personas.
Tras conocerse la resolución menos deseada, las redes sociales explotaron de indignación por la sentencia final. En tanto, las organizaciones sociales y partidos políticos presentes a las afueras del Tribunal marcharon en la plaza principal de Tucumán.
El caso
Marita Verón desapareció el 3 de abril de 2002. Salió de la casa de su madre, en el barrio El Bosque, rumbo a la maternidad. El comisario Jorge Tobar y el padre de Marita, Daniel Verón, afirmaron que una prostituta les dijo que a la joven la vendieron a La Rioja. Los secuestradores, según la acusación, fueron María Jesús y Víctor Rivero. Daniela Milhein y Alejandro González la tuvieron cautiva. Luego en La Rioja -siempre según la acusación- en los prostíbulos de Irma Medina y de sus hijos “Chenga” y Gonzalo.