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Continúan aisladas las familias que viven en el paraje Escoipe en medio de los cerros de la Quebrada de Chicoana después de la estrepitosa bajada de un aluvión de barro por el cauce del río que transita paralelo a la ruta provincial 33.
Los intensos esfuerzos de personal de la Municipalidad de Chicoana y efectivos de la comisaria 18 para socorrer a los lugareños se truncó en varias oportunidades este sábado por la constante bajada de “volcanes” en los accesos del Maray hacia las viviendas de los puestos. La preocupación se centra en la falta de agua potable que padecen los pobladores aislados ante la “desaparición” de las vertientes y arroyos de agua cristalina que fueron arrasados por el aluvión.
La mayoría de los lugareños se hallan a varias horas de camino desde la ruta 33. Según el testimonio de uno de los evacuados de la zona de Escoipe, Eriberto Colque, una nube gris cargada de agua y granizo se ubicó en las altas cumbres de la cuesta del Obispo “por las alturas de los cerros la tormenta se asentó y no pudo seguir hacia el norte. Descargó con furia toda el agua”.
“Eso pasa constantemente en esta época. Las tormentas vienen del sur (desde Tucumán y la precordillera). Llueve tanto que los volcanes se forman en las alturas y con la presión de tanto barro y agua, ceden y bajan con fiereza hacia la Quebrada”
Por otro lado se supo que el municipio pedirá la asistencia del helicóptero de la provincia para llegar a los pobladores sitiados por el aluvión de barro.
En la ruta provincial se encuentran trabajando cinco máquinas de Vialidad de la Provincia despejando y reforzando los sectores vulnerables de la cuesta. Por el momento está transitable el sector entre Chicoana a Piedra del Molino, camino a Cachi.
Sin embargo se advirtió desde la policía local que en casos de persistir la lluvia, el transito será interrumpido en horas de la noche en la 33, desde la rotonda de Pulares hasta Payogasta.