En un momento de altísima tensión en las relaciones con Gran Bretaña, la Presidenta sorprendió a todos al anunciar tres vuelos semanales entre Buenos Aires y Puerto Argentino. En lo que pareció una insinuación de “seducción” de los kelpers, anunció que buscará renegociar con el Reino Unido la posibilidad de incrementar los vuelos a las Malvinas. De inmediato, el gobierno británico aclaró que “cualquier discusión es competencia” de la administración de las islas.
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En un momento de altísima tensión en las relaciones con Gran Bretaña, la Presidenta sorprendió a todos al anunciar tres vuelos semanales entre Buenos Aires y Puerto Argentino. En lo que pareció una insinuación de “seducción” de los kelpers, anunció que buscará renegociar con el Reino Unido la posibilidad de incrementar los vuelos a las Malvinas. De inmediato, el gobierno británico aclaró que “cualquier discusión es competencia” de la administración de las islas.
Y las autoridades de las islas descartaron la posibilidad porque consideran que la Argentina “tiene demasiados gestos hostiles” hacia ellos. Actualmente hay un solo vuelo semanal, desde Punta Arenas, en Chile, con escala en Río Gallegos, y el archipiélago.
A despecho de las múltiples medidas antibritánicas de las últimas semanas, la Presidenta instruyó al canciller Héctor Timerman y a la embajadora Alicia Castro renegociar los acuerdos firmados el 14 de julio de 1999, durante la gestión de Carlos Menem, que en plena era de la política de seducción restablecían los contactos aéreos.
De esa manera dio marcha atrás respecto de su mensaje ante la ONU en septiembre pasado, cuando había amenazado con suspender los vuelos que partían de Chile.
La Presidenta trató de evitar que se le atribuya una intención de aislar a los kelpers. Ayer mostró una actitud hostil, pero hacia Gran Bretaña, al cuestionar a “todas las empresas que están depredando recursos en Malvinas, ictícolas y petroleros”. Concretamente, advirtió que tener acciones en esas compañías incluye al inversor en un escenario de litigiosidad.
La comunicación con el continente es fundamental para las islas, donde viven unos 300 chilenos y otros 150 peruanos, además de unos 30 argentinos.
De todos modos, Nigel Haywood, el gobernador en el archipiélago, ya descartó la propuesta. “El vuelo a Chile es una ruta muy valorada por los isleños. Tenemos muchas ganas de que este vuelo continúe de la misma forma. Argentina nos ha prohibido vuelos sobre su espacio aéreo y su gobierno es hostil, desde el acoso a los pesqueros hasta el bloqueo de los puertos”. Los kelpers, recelosos desde siempre, desconfían mucho más desde que el Mercosur cerró filas con una Argentina que empieza a dar señales ambivalentes.