inicia sesión o regístrate.
Cambió los botines por las calzas, dejó el fútbol del potrero por el lanzamiento de jabalina y encontró la satisfacción de poder luchar contra las carencias de niño y darle hoy a su familia una casa cómoda. Esto hizo Braian Toledo desde los 12 años, cuando comenzó a entrenar junto a Gustavo Osorio, y días, semanas y meses de práctica sirvieron para que hoy sea el número 1 del mundo del ranking juvenil y representante argentino en las próximas olimpíadas. Está en Salta para entrenar de cara al Mundial Juvenil que se realizará en Barcelona y los Juegos Olímpicos de Londres 2012; permanecerá hasta el próximo lunes en nuestra ciudad. El infinito es su meta y tiene armas para alcanzarlo.
¿Cómo fue tu primer contacto con la jabalina?
Tenía 12 años. Gustavo Osorio (su entrenador) me dejó lanzar la jabalina en la pista donde entrenaba con otros chicos; al principio me pareció fácil y me prendí con lo que todos me dijeron acerca de la facilidad de lanzar la jabalina, pero no fue tan así. Agarré la jabalina y cuando iba a lanzarla me pegó en la espalda. Me enojé muchísimo y me fui como un nene caprichoso a mi casa. Al tiempo volví porque Gustavo me insistía que fuera a entrenar y entendí que no era tan fácil como pensaba; luego llegó la preparación física y técnica tras los años.
¿Cómo tomaron tus amigos y tu familia el cambio?
En Marcos Paz vivíamos jugando al fútbol en un potrero y cuando empecé a entrenar con la jabalina mis amigos me veían medio raro. Pasaba con las calzas para la pista y para ellos era un maricón; me hacían bromas, pero yo sabía lo que quería y lo que estaba buscando. Con el tiempo me entendieron y hasta me acompañaban a entrenar. En cuanto a mi familia, siempre me apoyó.
¿Tu carrera deportiva te privó de muchas cosas?
La verdad es que no me prohíben nada. Podría ir a fiestas los sábados como hacen muchos chicos de mi edad, pero sé que si lo hago el lunes no voy a ser el mismo, en cambio, si descanso bien durante el fin de semana las cosas salen mejor. Nadie me prohíbe, puedo hacer otras cosas, pero personalmente no me gustan las fiestas, no soporto olor a cigarrillos en los boliches. Prefiero estar en mi casa, con mi familia o acostarme temprano. Prefiero ese estilo de vida que al de salir de noche. No me agrada.
Además de los resultados, ¿la carrera te trajo otros beneficios?
Hoy mi familia tiene un buen estilo de vida por hacer lo que hago, antes carecíamos de todo. A mi familia le pude dar una casa y no faltan los recursos. Si no hubiera agarrado la jabalina y le hubiese dicho no al deporte hoy estaría en la universidad estudiando medicina y después de los dos años de especialización hubiera comenzado a trabajar a los 32, y recién estaría en condiciones de ayudar a mi familia. Pero por el deporte pude colaborar desde los 15 años con ellos y me ahorré casi la mitad de mi vida. Veo a mi mamá feliz y eso me pone contento.
Entonces, lanzar la jabalina es como tu trabajo...
La jabalina es mi pasión, pero a la vez es como un trabajo por la retribución que yo tengo. Siento que con la jabalina viajo hacia el infinito
¿Le pusiste algún techo a tu carrera?
Si no tuviera techo sería más feliz, pero no pienso en eso, solo en disfrutar cada torneo. Afronto cada certamen de la mejor manera, aun cuando la esté pasando mal; uno tiene malos días, no siempre tiro lejos y hay que tener cintura y capacidad para salir de esa nebulosa y poder hacer, dentro de todo, una marca tolerable. Pienso competir hasta los 40 años, tomarme luego cinco años sabáticos y a los 45 volver a buscar a mi entrenador para competir en el Mundial de veteranos.
¿Cuáles son tus objetivos de la temporada?
El objetivo más grande de este año es el Mundial Juvenil de Barcelona y a los Juegos Olímpicos los tomo como experiencia, así como pasó con los Juegos Panamericanos el año pasado. En Londres estará la gente que veía hace cuatro años por televisión, es una motivación grande, pero no tengo apuro de ir ahora a los Juegos Olímpicos. Este es un tiempo de maduración y a los Juegos lo tomo como experiencia para llegar al 2016 con mayor crecimiento.
¿Cuántas semanas te lleva prepararte para un Mundial o los Juegos Olímpicos?
Unas 37 semanas y un poco más para llegar con la preparación ideal. Es sacrificado, pero tiene su flexibilidad, por ejemplo cuando estoy descompuesto o con alguna molestia. Entrenar ya es mi estilo de vida y el día que no lo hago estoy aburrido en mi casa. Tengo que estar sí o sí en el club para sentirme satisfecho o realizado durante el día. Casi todo el día pienso en la jabalina o cómo afrontar mejor las competencias que se vienen.
¿Tu concentración te lleva a pensar en algo específico al momento de lanzar la jabalina?
Solo pienso en lanzar hacia el infinito; pongo la mente en blanco, busco un punto a 300 o 400 metros y hacia allí dirijo la jabalina. Ojalá pudiera lanzar a 400 metros.
En los Panamericanos te enfrentaste a rivales mucho mayores en edad, ¿te dieron algún consejo?
Estuve en el podio con el cubano Guillermo Martínez y me dijo que siga así que iba a llegar a luchar entre los mayores. Sé que voy a competir con gente adulta y espero aprovechar la ocasión para sacar lo mejor de ellos e implementarlo en mi.
¿Y cuál sería tu consejo para quienes hoy te siguen?
Yo no puedo dar consejos, porque todavía estoy mamando todo esto. Pero si algo puedo decirles es que lo que hagan lo realicen con el corazón, con verdadera pasión. Puede ser difícil entrenar todos los días y levantarte al día siguiente para seguir entrenando, pero es la clave para triunfar.
.