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Esta semana llegaron desde comunidades aborígenes de Morillo, ocho niños con capacidades diferentes, entre ellos Merlina. Pero ahora ella está otra vez por quedarse con las manos vacías, ya que no pudo someterse a todos los estudios que le pidieron sus médicos. “Voy a intervenir para conseguirle los turnos a Merlina así podrá hacerse sus estudios. Luego se determinará en qué forma pagarlos, pero no será un impedimento”, le dijo a El Tribuno el ministro de Salud, Enrique Heredia. En una situación similar está Lucía, de tres años, a la que por primera vez le diagnosticaron una severa enfermedad neuronal, que la tiene inmovilizada. “Nos dicen que saquemos turno en el tomógrafo público, pero sabemos que el turno será para dentro de dos meses”, contó la asistente social.