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Tiene 27 años y ya en la secundaria supo que quería seguir el camino de las ciencias. Gracias a una beca FPI está haciendo hoy un doctorado en Bioinformática en la Universidad de Salamanca.
Gabriel Recht estudió Biología en la Universidad de Salta y antes de terminar sabía que se dedicaría a la bioinformática, una rama todavía poco explotada en el país. Por ello, durante su último año se dedicó con tenacidad a buscar una beca para estudiar aquello que quería y luego traer sus conocimientos al país, en especial a Salta.
Sus esfuerzos dieron frutos y desde 2009 vive en España gracias a una beca de Formación de Profesional Investigador (FPI) que le ha permitido cursar el máster y luego el doctorado de Agrobiotecnología en la prestigiosa Universidad de Salamanca. Además, ha realizado una estancia de tres meses en la Universidad de Adelaida, en Australia y en septiembre hará otro intercambio en Suiza.
En un encuentro con El Tribuno contó en qué consiste su trabajo y todo lo que le rodea: la situación en España, la investigación en Argentina y las ventajas de estar en Europa, etc.
Su trabajo cotidiano discurre en el Centro Hipano-Luso de Investigaciones Agrarias (CIALE), en el departamento de microbiología y genética, donde quienes se dedican a la bioinformática centran su investigación en identificar genes que son patógenos a las plantas.
“Estamos trabajando con el maíz y, entre los que lo atacan, hay un hongo que causa la antracnosis”, cuenta. Su trabajo consiste en buscar “genes en la secuencia del ADN de este hongo que son importantes para la patogénesis”. Identificar qué hace patógeno a este gen puede servir para desarrollar antifúngicos que lo ataquen.
Y mientras unos trabajan en el análisis de datos biológicos con computadora, otros están en el laboratorio.
Beneficios ibéricos
Si bien Gabriel no deja de reconocer cuánto está haciendo el Gobierno argentino por la ciencia, destaca las ventajas de trabajar en España: “Son la infraestructura y el material de laboratorio que, al menos en Salta, es escaso. La proximidad geográfica también es algo a destacar. Estar en Europa hace que si hay un congreso internacional en Alemania, por ejemplo, uno pueda ir y no salga tan caro; además, van quienes publican en las revistas de ciencia más prestigiosas”.
En cuanto a la crisis económica y los recortes a la ciencia, Gabriel no ha visto sus peores efectos pero teme por los futuros proyectos de investigación y por los científicos de España: “Se redujo un 25% el presupuesto de ciencia, lo cual es una barbaridad”.
Volver a Salta, una posibilidad más
Todavía es pronto para saberlo pero entre los planes de Gabriel está “volver a Salta e incentivar el campo de la bioinformática. Porque, si bien en Argentina el asunto todavía está verde, ya se le está dando su importancia”.
Además, en Salta ya ha forjado algunas relaciones con otros investigadores como sus mismos profesores de la UNSa o del INTA, como el ingeniero Jorge Mariotti, quien estuvo al frente del proyecto en el que Gabriel basó su tesis de grado.
Saber desde temprano que lo que quería era investigar le ayudó a tener claro los pasos a tomar. Por eso destacó la influencia que recibió del taller de Física para Todos de Daniel Córdoba -“abrió mi cabeza”-, el incentivo de sus padres y la secundaria en el IEM (Instituto de Educación Media de la UNSa).
Por lo pronto, le queda terminar el doctorado que concluye a finales de 2013 y luego analizará si presentarse directamente al Conicet: “La idea de volver a Salta siempre está pero hay que ver cuáles son las posibilidades que se abren en ese momento. Si bien sé que la carrera de investigador en el Conicet está mucho más accesible ahora, sobre todo para los que están fuera”.
Además de ello le quedan otras vivencias como el intercambio que hará en septiembre y durante tres meses en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, conocida como EHT, la misma en la que ha estudiado Albert Einstein y una referencia mundial en lo que refiere a biología computacional.
Y no se quedará allí. Está analizando realizar una experiencia similar en Estados Unidos en 2013. Pues, como él destaca, esa es otra ventaja de la beca que ha ganado ya que le permite un intercambio al año de un máximo de seis meses en otro país.