“Soñando por cantar”, la convocatoria de Ideas del Sur, se ha convertido en el soporte firme que tiene El Trece para mantenerse en el segundo puesto del rating, detrás de Telefe. Es otro de los hijos exitosos de Marcelo Tinelli, hermano menor de “Bailando por un sueño”.
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“Soñando por cantar”, la convocatoria de Ideas del Sur, se ha convertido en el soporte firme que tiene El Trece para mantenerse en el segundo puesto del rating, detrás de Telefe. Es otro de los hijos exitosos de Marcelo Tinelli, hermano menor de “Bailando por un sueño”.
Lo que comenzó como un casting más en busca de buenas voces es hoy una de las estrellas en el firmamento del canal dirigido por Adrián Suar, que desplazó a “Lobo” la gran apuesta de la misma casa, con una costosísima producción que no devolvió el rédito esperado y deberá tener un final abrupto en pocas semanas más para dar paso al “salvador” “Bailando por un sueño”.
Lo cierto es que entre sueños y sueños, cantores y cantoras del país llenan escenarios con sus ilusiones, en un desfile que desnuda situaciones personales tan variadas como sorprendentes, capaces de conmover a estadios completos, de un lado, e incontables televidentes, del otro.
El 2 de abril, Fabio Santana, excombatiente de Malvinas, sorprendió con su interpretación de “Solo le pido a Dios”.
El miércoles último fue otra noche singular. Ayelén Jaime, una de las finalistas, puso sobre el escenario el recuerdo de la inmortal Whitney Houston, con la interpretación de “I have nothing”.
Pero el pico de las emociones lo generó Víctor Castellanos, enfermo dializado y en lista de espera para un trasplante de riñón y su nada casual “Zamba de mi esperanza”.
Y para el final, un broche de oro. Walter Mauricio Sosa, repartidor de carne, de Burzaco, se llevó parte de los laureles de la noche con “Ahora”, de Alberto Plaza. Pero a la primera noche de Tigre la había ganado otro carnicero de Burzaco, Gustavo Remesar, quien “casualmente” también estaba en el anfiteatro el miércoles. La sorpresa: los extraordinarios cantantes son socios y viven del negocio de la carne. Y, como era de suponer, ambos cantaron “O sole mio” (con el que ganó el primero) para el delirio del complejo Niní Marshall, empezando por el jurado. Tanto que, a los gritos, Patricia Sosa exclamó: “Por qué son carniceros y no cantores!”.
“Soñando por cantar” es un show con todas las letras. Más o menos armado y/o preparado por la gigantesca producción de Ideas del Sur para emocionar. Logra sobradamente ese objetivo, a la vez que entretiene a las familias, puede abrir puertas de la gran pantalla o, simplemente, ofrecer un escenario donde cantantes de cualquier edad pueden mostrarse ante el gran público, quizá por única vez en sus vidas. Y solo por cantar. Todo eso, en las antípodas de los escándalos, de los histeriqueos faranduleros, de los “hilos dentales” y del afán de trascender a cualquier precio, a lo que tan acostumbrados nos tiene la televisión.