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Cuando el alemán Thomas Muller puso en ventaja al Bayern Munich, a siete minutos del final, la Copa de Europa parecía sentenciada. Cualquier analista la hubiera calificado como una victoria justa, por el control que ejerció el equipo teutón durante todo el partido. Pero el marfileño Didier Drogba, el gran guerrero africano, se encargó de desbaratar esa lógica. Solo necesitó un fogonazo para dar un giro increíble a la final.
Como un llanero solitario y maniatado por la férrea defensa alemana, el delantero emergió de la nada en un tiro de esquina y puso su cabeza para marcar la igualdad, faltando dos minutos, forzando el alargue.
Drogba, que será recordado como una leyenda de la historia del Chelsea, pudo haberse convertido paradójicamente en villano, al cometer un penal en el alargue sobre el francés Franck Ribery, que podría haber cambiado la historia. Pero la suerte también se puso de su parte esta vez: el arquero Petr Cech adivinó la intención de Arjen Robben y detuvo la pena máxima.
El empate final obligó a la definición por penales, en la que el destino le tenía reservado el papel protagónico al africano. En el quinto penal, tras el fallo de Bastian Schweinsteiger, Drogba sentenció el partido.
En ese momento, seguramente en la mente de muchos regresó como un fantasma del pasado la imagen de John Terry en 2008, cuando resbaló y marró el quinto penal frente a Manchester United en la final en Moscú. Pero esta vez Drogba, con sangre fría, batió a Neuer y se desplomó sobre el césped para celebrar la primera corona europea de Chelsea.
“Varias personas me inspiraron para triunfar en el fútbol, una fue Diego Maradona. Lo conocí cuando mi tío hizo un viaje a Sudamérica y me trajo una camiseta de Argentina con la número 10 en la espalda, así comenzó mi amor por él y su zurda. Además, la primera final de un Mundial que vi en mi vida fue la de México 86. Por eso para mí Maradona es un dios”, había asegurado en la previa de la final este marfileño de 34 años, que reconoció también ser hincha de River y que pertenece a una generación fantástica de futbolistas en extinción.
Paradójicamente, el Chelsea todavía no le renovó su contrato. El principal escollo en la negociación podría estar en que Drogba exige un contrato de dos años y el club estaría dispuesto a una prolongación por solo un año. Este título podría cambiar la historia