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Ayer se cumplió una semana desde aquel triste mediodía que conmovió a todos cuando Dardo, un perrito callejero que estaba en la plaza 9 de Julio, se lastimó gravemente luego de que un petardo estallara en su boca. El escenario, ayer, era similar al del viernes. Los chicos salieron del colegio y, como todos los viernes, se reunieron en la plaza para compartir un momento juntos. Afortunadamente no hubo disturbios. Esta vez nadie se atrevió a encender ningún elemento pirotécnico; de todas maneras, hubo fuerte presencia policial.
Un importante número de efectivos custodió el lugar que, cerca de las 14, estaba colmado de estudiantes de diferentes instituciones.
Ramona, una señora que estaba sentada en la plaza, opinó sobre lo que ocurrió el viernes pasado. “Yo creo que lo que pasó fue terrible. Lo vi por televisión y realmente a mí y a mi familia nos impactó muchísimo. No tengo otra cosa para decir, fue muy triste lo que le pasó a ese perrito”, dijo. José, otro señor que pasaba ayer a primeras horas de la tarde por la plaza, dijo que los adolescentes muchas veces no miden las consecuencias de sus actos, pero que cree que no se los debe juzgar, porque seguramente lo que sucedió fue un accidente y no algo provocado intencionalmente.
A una semana de los incidentes con Dardo aún quedan muchos interrogantes. La repercusión del tema en las redes sociales, las amenazas que recibieron las alumnas sospechadas de haber encendido el petardo, el debate sobre la venta de pirotecnia y la responsabilidad que les cabe a los directivos de las instituciones educativas son algunos de los temas que ocupan a la opinión pública y que, por ahora, no tienen respuesta.