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Ronda de mate “lavado”. Se duplicó el precio de la yerba y los universitarios tratan de “estirar” el paquete. Hora del almuerzo. El sandwich de fiambres saca de apuros y es más barato que un menú. Algunos jóvenes confiesan que es su comida diaria.
En otro grupo preocupa un tema clave: la suba de los alquileres. “El año pasado pagaba $300, junto a un amigo, por una pieza compartida. En febrero pasó a $400 y en julio siempre vuelve a aumentar”, se lamentó un veinteañero de Guachipas que va a la Universidad Nacional de Salta. La incontenible inflación pone en aprietos a los estudiantes, sobre todo a los que vienen del interior. El presupuesto alcanza cada vez menos y varios recurren a las “changas” para no abandonar las carreras.
Las fotocopias a $0,10 cada una son parte de la historia. Este año hay que pagar $0,15. Si se opta por la doble faz, las dos carillas cuestan $0,25.
Los alquileres de casas o habitaciones representan el gasto más grueso. En Ciudad del Milagro y Parque Belgrano los dormitorios rondan los $500 y $600. Los precios siguieron la escalada inflacionaria: el incremento anual va desde un 20% al 33%.
Un estudiante de Ingeniería en Recursos Naturales tuvo que mudarse “a la punta de Salta” para conseguir algo más económico. Los barrios nuevos como 17 de Octubre, Unión y Primero de Mayo, entre otros, empezaron a dar techo pago.
Para pensar en un departamento o una casa se debe contar con entre $1.500 y $2.000. Los estudiantes reniegan porque, por costumbre, los propietarios suben los alquileres a mitad de año. “Nos ponen como excusa que se consume más gas o más luz por el invierno. En verdad, creo que influye que hay varios chicos que quedan libres y no cursan el segundo semestre, entonces no vuelven”, explicó una estudiante de Nutrición.