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Es una cumbre especial, pero en la que todas las miradas están puestas en la crisis europea y principalmente en el multimillonario salvataje de la economía española y sus riesgos.
De todos modos, las presidentas de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y de Brasil, Dilma Rousseff, en la previa a la Cumbre del G-20, que se desarrolla en la ciudad mexicana de Los Cabos, sentaron una fuerte posición política para tratar de alejar y proteger a las economías de la región del “fantasma mundial”.
En esa línea, las principales mandatarias del Cono Sur “coincidieron en oponerse a planes de ajuste que puedan llegar a plantearse para hacer frente a la crisis internacional”, según reveló el propio canciller argentino, Héctor Timerman, al informar los términos de un encuentro previo a las deliberaciones.
“Cristina y Dilma decidieron trabajar juntas durante el plenario”, confirmó Timerman a la prensa y agregó que “los sherpa (representante personal de cada jefe de Estado) y los equipos económicos de ambos países realizan una tarea en común para preparar los documentos finales de la cumbre, en los que la Argentina busca promover políticas de consumo y de creación de empleo como salida a la recesión europea”.
Pero, las mandatarias resaltaron la necesidad de “escuchar” a la jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel, “para ver qué medidas propone para salir de la crisis del euro”, sobre todo porque las políticas que están siguiendo en Europa han comenzado a repercutir con una desaceleración de las economías emergentes que son las que han mantenido el crecimiento en los últimos años”.
El debate continuará hoy y se espera que la Presidenta tome la palabra para defender el modelo con el que la Argentina logró salir de la crisis de 2001, plantee la reestructuración de deudas de países comprometidos y cuestione las recetas del ajuste promovidas por el FMI.
Cabe destacar que durante la cumbre del G-20, el jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, abogó, tras una nueva jornada de castigo al bono español, por romper el vínculo entre el riesgo bancario y el riesgo soberano, que ha resultado ser “tremendamente dañino”. En su intervención a puerta cerrada Rajoy ha reclamado a la eurozona un calendario “preciso y concreto” para avanzar en una unión fiscal y bancaria, “unión” que, según ha dicho, debe incluir, un supervisor único para el sistema financiero, un fondo de garantía de depósitos común y un mecanismo también común para reestructurar las entidades financieras.