En casi ningún lugar del mundo en donde hay elecciones más o menos libres, la economía es independiente de la política, y en la Argentina menos que en ningún otro lado. Consecuentemente, preguntarse “¿Qué va a pasar ahora que pagaron el Boden?”, como si se tratara de una familia que terminó de pagar un crédito, es abstracto e ingenuo; la pregunta correcta es: “¿qué viene ahora hasta las elecciones de 2013?”.
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En casi ningún lugar del mundo en donde hay elecciones más o menos libres, la economía es independiente de la política, y en la Argentina menos que en ningún otro lado. Consecuentemente, preguntarse “¿Qué va a pasar ahora que pagaron el Boden?”, como si se tratara de una familia que terminó de pagar un crédito, es abstracto e ingenuo; la pregunta correcta es: “¿qué viene ahora hasta las elecciones de 2013?”.
Por supuesto, para el gobierno, se trata de mantenerse en el poder indefinidamente, lo que requiere reformar la Constitución, para lo que se necesitan muchos congresales, o sea, votos y eso requiere a su vez despertar las adhesiones suficientes. ¿Cómo se consigue esto?: “elemental Clinton”, con dinero; y ahí aparecen algunos problemas.
Cajas exhaustas
Para empezar, las cajas están prácticamente exhaustas, si se exceptúan las obras sociales, pero su apropiación no es sencilla porque ello equivale a allanarle el camino a Moyano y sus seguidores que, en tal caso, sumarían rápidamente a otros dirigentes, hoy cooptados por el gobierno; otra alternativa es que toda la CGT se abroquele en defensa de “sus” cajas, lo que es aproximadamente lo mismo en términos de una importante fuga de votos que el gobierno por ahora cuenta como propios. En esas operaciones, que ya son frecuentes, el gobierno busca financiamiento, pero a costas de los propios organismos del estado.
En segundo lugar, hay demasiadas expectativas puestas en “el segundo semestre”, por la soja, la recuperación de Brasil y alguna otra buena onda. Sin embargo, esas frágiles expectativas difícilmente puedan compensar un clima de negocios decididamente desfavorable, con toda la gigantesca batería morenística de iniciativas tendientes a frenar la compra de dólares, a lo que se ha sumado ahora la preocupación por otros productos “estratégicos” como las naranjas, el pan... todo lo cual va a ser celosamente protegido por la AFIP. Claramente, en este clima “castro-
chavista”, muchas inversiones no van a haber, no digamos en el área energética, sino en otras más pedestres como la construcción y la industria en general.
Clima desalentador
Este clima recesivo y desalentador, por otra parte, se extiende por toda la geografía nacional, con provincias complicadas y sin un panorama que permita imaginarse que sus ingresos mejoren, lo que incluye a Salta que por ahora, enroque mediante del Fondo de Reparación Histórica con la suspensión de las obras públicas presupuestadas, “zafa”, pero habrá que ver cómo se presenta el nuevo año fiscal y no parece que sea de manera auspiciosa precisamente.
Claramente, para las elecciones de 2013 falta mucho tiempo; pero, con excepción de la oposición, una parte de la cual estrictamente no es tal porque está enamorada de todo atropello que el gobierno practique a las libertades, especialmente económicas, atropellos que ella identifica como “progresismo”; la oposición, decíamos, no está enterada de que el gobierno quiere perpetuarse a sí mismo y no tiene el menor interés en ser iniciativa de ninguna alternativa de cambio, que tampoco figura en su agenda por otra parte, mientras el gobierno, en cambio, no pierde el tiempo en su contrucción de la eternidad. Así las cosas, verosímilmente cabría imaginarse cierto “statu quo” hasta fin de año y un gran crecimiento del gasto público para 2013 para pagar aumentos a jubilados y planes sociales más otras iniciativas “progresistas” que reúnan los votos necesarios. ¿Con qué se pagará este mayor gasto público? Si “el yuyito” no alcanzara, por precio o cantidad, habrá que imaginar que el ritmo devaluatorio se incrementará para allegar fondos y también habrá que esperar un mayor ritmo de crecimiento de la oferta monetaria para completar los recursos. Este escenario, acompañado de un marco de débiles inversiones y un panorama externo que por ahora no parece muy dinámico, significaría un pobre crecimiento económico en el cual un elevado gasto fiscal no podrá ser sino inflacionario, con, por lo menos, iguales tasas de inflación que las actuales.
Sin oposición
No obstante lo expuesto, no es tan fácil para el gobierno la eternidad, no tanto por el papel de la “oposición”, que no existe, sino porque no habrá en 2013 voto directo al gobierno, sino votos provinciales, y es bastante difícil proyectar a cada provincia el crecimiento del gasto que el gobierno llevaría a cabo. Por otra parte, si bien la oposición nacional, entre anomia y colaboracionismo, brilla por su inexistencia, a la escala de las provincias la cosa es diferente, y por este lado podría llegar a complicársele la elección al gobierno; por ejemplo, en Salta.